Por Qué Meditamos

Por Qué Meditamos

 14 de julio de 2023

Como meditadora de toda la vida, me gusta escuchar las experiencias de las personas acerca de cómo les ha ayudado la meditación (pulsa aquí para ver el enlace en inglés). Aquí hay algunas historias que, en conjunto, muestran un amplio espectro de beneficios que la meditación puede brindar.

Recientemente estaba hablando con una amiga, madre de tres niños menores de seis años, que ha comenzado a meditar durante el último año. Ella me dijo, “La meditación me está ayudando a ser una mejor madre. Estoy mucho más tranquila cuando trato con mis tres hijos traviesos. Me doy cuenta de que no estoy reaccionando tanto como antes, sino que me mantengo relajada sin importar que esté pasando. Y soy capaz de ser más fuerte interiormente y no flaquear al disciplinarlos o establecer límites. Todo esto también está teniendo un efecto positivo en mis hijos.”

El año pasado, un joven médico de Delhi nos contó acerca de los tremendos desafíos que él y el equipo de su hospital enfrentaron durante el pico de la pandemia de Covid-19 en India: “En cierto momento, nos quedamos sin todos los suministros—medicamentos, oxígeno y camas de hospital—e incluso poníamos a los pacientes críticos en el piso de los pasillos. Básicamente, todo lo que podíamos hacer era consolar a las personas mientras morían.  

“Un día, después de trabajar muchas horas y presenciar muchas muertes, estaba regresando a casa agotado y desesperado. ‘No puedo seguir así,’ pensé.

Entonces vi un cartel que anunciaba una clase de meditación en un centro de Ananda cerca de mi departamento. No sé por qué, pero me inscribí y comencé a aprender las técnicas. Casi de inmediato, comencé a sentirme fortalecido y renovado interiormente.  Se que fue la meditación lo que me dio la capacidad para seguir adelante durante esos momentos difíciles. Continué con mi práctica y recientemente recibí la iniciación en Kriya.”

Una vez, uno de los maestros principales de Ananda en India (pulse aquí para ver el enlace en inglés) estaba dando una charla introductoria para un curso de meditación. Después de que terminó de hablar, los asistentes hicieron muchas preguntas perspicaces e interesantes. Luego, un hombre se puso de pie, y preguntó desafiante, “Has estado meditando durante muchos años. ¿Tienes algún poder espiritual?”

El maestro hizo una pausa, y luego respondió tranquilamente, “No, no puedo decir que tenga algún poder.” En toda la habitación se escuchó un suspiro general de decepción.

Luego continuó, “Oh, pero sí tengo uno: tengo el poder de ser feliz a voluntad.” Otro suspiro recorrió la audiencia, esta vez de gusto. El maestro concluyó guiñando un ojo: “No siempre uso este poder, pero está ahí si así lo decido.” Casi todos los presentes se inscribieron al curso.

En Autobiografía de un Yogui, después de su experiencia en la consciencia cósmica, Yoganandaji le preguntó a su gurú, Sri Yukteswar, “¿Cuándo encontraré a Dios?”

Sri Yukteswar respondió, “Lo has encontrado.”

“¡Oh no, señor, no lo creo!”

Sri Yukteswar continuó diciendo, “Veo que imaginas que poseer poderes milagrosos es conocer a Dios. ¡Se puede tener todo el universo y aun así ver que el Señor nos evita! El avance espiritual no se mide por los poderes externos, sino únicamente por la profundidad de la dicha durante la meditación.

“Dios es Gozo siempre renovado. Es inagotable; a medida que sigas meditando a lo largo de los años, te cautivará con infinito ingenio.”

Es nuestro deber seguir meditando incluso cuando nuestra energía decae, o cuando comenzamos a preguntarnos si estamos haciendo algún progreso espiritual.

Los beneficios de la meditación están ahí para todos: para lidiar mejor con las demandas de la vida y ayudar a los que nos rodean; para encontrar fuerza interior y equilibrio cuando enfrentamos pruebas aparentemente abrumadoras; para descubrir la propia capacidad de ser felices en cualquier circunstancia: y para encontrar la dicha siempre renovada de Dios. 

Es nuestro deber seguir meditando incluso cuando nuestra energía decae, o cuando comenzamos a preguntarnos si estamos haciendo algún progreso espiritual.

Yoganandaji, escribió Swami Kriyananda (pulsa aquí para ver el enlace en inglés), a menudo les decía a sus discípulos: “Si plantas una semilla, y luego sigues desenterrando para ver cómo está, nunca podrá crecer. Debes dejarla en la tierra, y regarla diariamente; entonces seguramente crecerá a su debido tiempo. Lo mismo con el camino a Dios: planta la semilla de la aspiración divina; no la desentierres constantemente para ver cómo está, sino riégala diariamente con la meditación y con acciones divinas. Cuida también de rodearla con un cerco protector de buena compañía. Con el tiempo, tu pequeña semilla crecerá hasta convertirse en un poderoso árbol de autorrealización, que brindará sombra y cobijo a todo viajero que pase.”

En dichosa amistad,

Nayaswami Devi


Comentarios cerrados.