¿Qué Podemos Dar?

¿Qué Podemos Dar?

10 de noviembre de 2023

Hay una hermosa canción basada en un poema de Paramhansa Yogananda. La letra es:

No tengo nada que ofrecerte,

Porque todas las cosas son Tuyas.

No me aflijo por no poder dar,

Porque nada es mío, nada es mío.


Aquí postro a Tus pies, Oh Señor,

Mis miembros, mi vida, mis pensamientos, y mi palabra,

Porque son Tuyos. Porque son tuyos.


El corazón de un devoto naturalmente rebosa con el deseo de ayudar a los demás. De hecho, este anhelo es uno de los primeros signos de una consciencia refinada. En cierto sentido, es ese impulso el que hizo que este mundo existiera en primer lugar. Dios, lo único que existe realmente, es dicha siempre existente, siempre consciente, y siempre nueva. Esa dicha está en constante expansión y, como lo expresó Swami Kriyananda de manera tan simple, “La naturaleza de la dicha es querer compartirse a sí misma con los demás. Por eso Dios creó una multitud de almas aparentemente separadas para que Él pudiera compartir Su dicha.”

 Cada alma, al ser una extensión de Dios, comparte este impulso. Pero ¿qué tenemos realmente para dar? Las primeras cosas que nos vienen a nuestra mente son ofrendas tangibles: nuestro servicio, nuestras posesiones, nuestra riqueza. Incluso alguien muy materialista está dispuesto a compartirlos, pero normalmente solo con su familia cercana. Esta limitación es una condición que Paramhansa Yogananda llamó “Nosotros cuatro, y nadie más.”

El Maestro enseñó que un camino a la liberación es ampliar continuamente el círculo de aquellos a quiénes consideramos nuestros: primero, amigos y seres queridos; luego los vecinos; luego nuestro país. Pero debemos seguir ampliando nuestras simpatías en círculos cada vez más amplios, hasta que veamos a todo el mundo como nuestra propia familia. Ah, qué planeta tan diferente sería este, uno lleno de paz y abundancia, si la gente pudiese seguir este simple consejo.

Lamentablemente, este ideal no se volverá mundial durante nuestra era materialista actual. Pero tú y yo no tenemos que ser atrapados por los engaños de la consciencia de masas. No tenemos que esperar que los demás cambien. Nosotros mismos podemos vivir de esa forma ahora. Hacerlo nos alineará con la voluntad de Dios, y traerá luz al mundo.

Y, sin embargo, para la liberación final todavía se necesita una forma más elevada de dar. Necesitamos romper con la ilusión del ego, de que somos este cuerpo y esta personalidad. Necesitamos expresar nuestras cualidades eternas del alma. No mucho antes de su fallecimiento, Swami Kriyananda (pulsa aquí para ver el enlace en inglés) le dio un consejo invaluable a un amigo, Nayaswami Aditya, uno de los líderes de la obra de Ananda en India. Aditya se formó como médico clínico, ya que creció en la casa de un médico que siempre estaba dispuesto y deseoso de ayudar a aliviar el sufrimiento. Y esta actitud de servicio la transmitió a sus hijos, quienes con el tiempo llegaron a ser médicos.

Lo mejor que puedes hacer es darle a la gente tu felicidad.

Un día, el Dr. Aditya, en ese momento todavía activo como cirujano, le preguntó a Swamiji que más podía hacer para ayudar a la gente. Swamiji le dijo, “Lo mejor que puedes hacer es darle a la gente tu felicidad.” Que consejo profundo y precioso.

Mientras nos consideremos seres físicos, deberíamos actuar de tal manera que expandamos nuestra consciencia. Es importante compartir con los demás. Pero cualquier cosa que demos en un nivel físico es efímera y tarde o temprano pasará. Sin embargo, si damos el regalo de las cualidades eternas de Dios, esas ofrendas durarán para siempre. No importa si somos ricos o pobres, jóvenes o viejos, cada uno de nosotros posee como nuestra propia herencia una provisión inagotable de dicha, amor, y paz. Cuando nos conectamos con ellas en el silencio de la meditación, y luego se las damos a los demás, Dios ve que estamos actuando como Sus canales y nos da todavía más para distribuir.

En última instancia, nos convertimos en aquello que fluye a través de nosotros. Entonces, podemos decir con toda sinceridad, “No tengo nada mío para dar, pero a través de mí TÚ puedes dar todos los obsequios invaluables que toda alma anhela.”

En la luz de Dios,

Nayaswami Jyotish

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