La psicología (y el secreto) de la felicidad

por Shivendra Nath Misra

El secreto de la paz

“Todas las miserias de los hombres derivan de no poder sentarse a solas en una habitación tranquila”. – Pascal

La primera vez que oí esta cita me llamó la atención. ¿Qué pasaría si todo el mundo pudiera sentarse consigo mismo durante horas, sin ninguna distracción de su entorno? Si todo el mundo pudiera estar en paz consigo mismo, la mayoría de los problemas dejarían de existir. No habría guerras ni conflictos. La codicia dejaría de asolar el mundo. Habría una armonía sin precedentes.

Es una afirmación simple, pero también una verdad profunda.

¿Qué nos impide alcanzar este estado de paz? La respuesta es obvia: la inquietud y las distracciones perpetuas. ¿Por qué estamos tan distraídos? “La tecnología, por supuesto”, es la respuesta unánime. Sin embargo, les invito a reflexionar. ¿Es la tecnología el verdadero problema? ¿Deshacerse de los teléfonos inteligentes y del correo electrónico nos llevará a una vida más feliz? La verdad es que no. Hubo un tiempo muy reciente en el que estas cosas no existían.

Lo cierto es que siempre habrá distracciones. Hace unas décadas, cuando estas herramientas modernas no existían, la gente perdía el tiempo en la televisión, la radio, las revistas, los periódicos, fumando, bebiendo, cotilleando, etc. Todavía lo hacen, pero ya me entiendes. Lo único que ha hecho la tecnología es facilitarnos estas y otras distracciones.

Todos estos estímulos externos simplemente nos dan los medios para rascarnos el picor interno de la distracción. En otras palabras, la distracción comienza en nuestro interior, independientemente de las herramientas disponibles o accesibles fuera de nosotros.

Este hábito de distracción perpetua nos está costando la felicidad.

Una mente errante es una mente infeliz

Un conocido estudio de los psicólogos de Harvard Daniel Gilbert y Matt Killingsworth revela los efectos de las distracciones en nuestra felicidad.

El estudio tomó a 2.250 personas y les hizo sonar sus teléfonos inteligentes en momentos aleatorios durante el día. El horario de las notificaciones era diferente para cada participante.

Cada notificación les hacía varias preguntas sobre su estado de ánimo, su felicidad, su entorno, su estado mental y la tarea que estaban realizando. Los resultados revelaron algo importante.

Independientemente de la tarea en la que estuviera trabajando una persona, su mente casi siempre estaba divagando.
“Nunca hay un momento en que no aparezcan nuevas distracciones; las sembramos, para que crezcan varias de la misma semilla”. – Séneca

Todos podemos identificarnos con esta realidad. La mente tiene tendencia a divagar. Es difícil concentrarse plenamente en cualquier cosa que estemos haciendo. Los científicos llaman a esto la Red de Modo por Defecto del cerebro, también conocida como la mente del mono: nunca descansa, siempre oscilando de una rama a otra.

Nuestra aparentemente inocente preocupación por la mente de mono nos afecta más profundamente de lo que pensamos. Resulta que existe una correlación directa entre nuestra conciencia del momento presente y nuestros niveles de felicidad (como se muestra en el siguiente gráfico).

La felicidad en el eje vertical

Como puedes ver, cuanto más conscientes eran las personas del momento presente, más felices eran. No importaba si estaban conduciendo, haciendo la colada o pasando tiempo con su familia. No importaba el tipo de trabajo que tuvieran o la cantidad de dinero que ganaran. Lo único que importaba era su conciencia del momento presente.

Aunque esta idea parece nueva, santos de todas las religiones y filosofías la han repetido desde tiempos inmemoriales. Cuando nuestra mente divaga, vivimos en el pasado (con arrepentimientos y decepciones) o en el futuro (con las preocupaciones y ansiedades concomitantes), todo lo cual es desagradable, pero en el Eterno Ahora no hay preocupaciones. No hay arrepentimientos.

Es natural pensar que la felicidad proviene de nuestras posesiones, relaciones, dinero, satisfacción en el trabajo, etc. Puede ser, pero sólo hasta cierto punto y durante un tiempo limitado. La felicidad eterna, en cambio, sólo puede encontrarse en el momento presente.

Una vez, cuando le preguntaron a Swami Kriyananda (mi profesor espiritual y fundador de Ananda Sangha): “¿Cuál es el mejor momento de tu vida?”, respondió: “Este momento”. Él, como todos los sabios, había aprendido a vivir en el momento presente.

Y… tú también puedes hacerlo si entrenas tu mente para vivir más en el presente. Para ello, practica regularmente la meditación. Utilizando técnicas sencillas de meditación, como el Hong-So, puedes entrenar tu mente para que vuelva a la respiración cada vez que se desvíe hacia el pasado o el futuro.

Una vez que puedas evitar que la mente divague durante la meditación, también podrás hacerlo en la vida diaria. Esta es la razón por la que la meditación es una gran herramienta para reducir el estrés, la ansiedad, la depresión, los estados de ánimo y muchas otras dolencias mentales. Incluso diez minutos de meditación al día pueden producir cambios radicales en tu vida (y en tu estructura cerebral).

Así que, recuerda: la verdadera felicidad sólo puede encontrarse en el momento presente y la meditación es una forma segura de volver al aquí y ahora. Los santos nos lo dicen. La ciencia nos lo dice, y no tienes ninguna razón para no intentarlo, ¡sobre todo cuando puedes empezar a encontrar la felicidad duradera con sólo unos minutos al día!

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