El Auriga

El Auriga

3 de mayo de 2024

La batalla, en toda su intensidad, se libraba implacablemente en torno al gran guerrero. En el campo de batalla yacían los restos de carros retorcidos y cuerpos destrozados; los gritos de hombres y animales heridos llenaban el aire. Todo esto y nubes de polvo casi impenetrables creaban una vorágine que hubiese abrumado al guerrero más valiente. Sin embargo, siguió luchando.

Parecía que por muchas flechas o lanzas que le arrojaran a Arjuna, porque efectivamente era él, su auriga lograba evadir el ataque. El conductor también encontró la posición más ventajosa desde la cual atacar a sus enemigos, para que lenta e inexorablemente, el carro de Arjuna y las tropas que él dirigía avanzaran. Con el tiempo, Arjuna y sus hermanos, los Pandavas, y sus ejércitos, prevalecerían contra sus enemigos, los Kauravas—pero solo después de un gran esfuerzo de su parte.

¿Cuál es la historia detrás de esta batalla épica, y quién fue el auriga que llevó a las fuerzas de Arjuna a la victoria? La gran escritura de la India, el Mahabarata, de la cual el Bhagavad Gita es una parte (pulsa aquí para ver el video en inglés), cuenta la historia de una familia real dividida en dos ramas opuestas: los Pandavas espirituales, que eran Arjuna y sus hermanos, y los Kauravas materialistas, liderados por Duryodhana. Aunque Duryodhana podría haber compartido el reino con sus primos, expulsó a los Pandavas, y se produjo la gran batalla para que las fuerzas de Arjuna pudieran reclamar el reino.

La identidad del auriga es importante espiritualmente para todos nosotros. En la historia, Arjuna y Duryodhana acudieron por separado al poderoso rey, Krishna, para conseguir su ayuda en la guerra inminente. Sin embargo, Krishna estaba dormido, por lo que los dos esperaron—Duryodhana de pie orgulloso junto a la cabeza de Krishna, mientras que Arjuna se arrodilló humildemente a sus pies. Cuando Krishna despertó, para ser justo les dio a elegir: uno de ellos podría tener todo su ejército y toda su gran riqueza. El otro solo lo tendría a él, y no lucharía, sino que solo conduciría el carro. Como Krishna vio primero a Arjuna, lo dejó elegir primero.

Arjuna, el gran devoto-guerrero, eligió a Krishna para que sea su auriga. Él sabía que donde está Dios, allí está la victoria. Duryodhana, el materialista, estaba encantado de recibir el vasto ejército de guerreros, armas y elefantes de guerra, y toda la riqueza que los sustentaba, porque puso su fe en las cosas de este mundo.

En La Esencia del Bhagavad Gita, Explicada por Paramhansa Yogananda (pulsa aquí para ver el enlace en inglés), de Swami Kriyananda, el Maestro explica el simbolismo de los dos ejércitos enemigos. Son aspectos de nuestro propio ser: las fuerzas internas de la consciencia superior vs. las del materialismo (representadas por los Pandavas y los Kauravas respectivamente), que siempre están en guerra dentro de nosotros. Para que prevalezca la verdadera naturaleza de nuestra alma, debemos emprender la batalla, mientras acudimos a Dios para que nos guíe.

En vísperas de la batalla, Arjuna le pide a Krishna que conduzca su carro entre los dos ejércitos. Swami Kriyananda escribe: “Krishna se convierte en el auriga de Arjuna. Simbólicamente, lo que representa el carro es el cuerpo humano, los caballos representan a los cinco sentidos… Arjuna invitó al Señor a que guíe el carro de su vida, sosteniendo las riendas de sus sentidos y dirigiendo su rumbo a través de la batalla venidera. Así, el devoto debe también intentar siempre ver sólo a Dios como el Hacedor de todas sus acciones.

“Conducir el carro del esfuerzo espiritual entre los dos ejércitos significa retirar la energía hacia la columna, y la consciencia que llega al devoto que medita de que en realidad hay dos fuerzas dentro de él, compitiendo juntas para atraerlo en direcciones opuestas: hacia abajo y hacia arriba.”

Swamiji llama a Arjuna “el Sadhu Típico (pulsa aquí para ver el enlace en inglés),” porque representa a nuestro guerrero interior que debe luchar para reclamar el reino de nuestra alma. Aunque le pedimos a Dios que conduzca el carro de nuestra vida, somos nosotros los que debemos pelear la batalla con toda la fuerza y el coraje que podamos reunir, porque el ejército contrario de la consciencia material es muy poderoso. Aun así, es solo Dios, cuya presencia invitamos a nuestra vida, quien determina nuestra victoria final.

En una oración-demanda de Whispers from Eternity (pulsa aquí para ver el enlace en inglés), Yoganandaji escribe:

Ayúdame a Ganar la Batalla de la Vida

Oh Rey de Reyes—entrena en mí, en el campo de la disciplina, las nobles cualidades de la calma y el autocontrol. Sé Tú su General Divino, como Krishna de antaño, contra las hordas invasoras de la oscuridad, la pasión, y la codicia. Protege el reino celestial de mi mente contra la entrada de los tenaces guerreros del mal. Que Tu estandarte de la paz flamee siempre sobre el fuerte castillo de mi alma.

En esta batalla de la vida podemos sentir que nuestras fuerzas son limitadas, pero recordemos siempre que el Auriga Divino es todopoderoso. Si Lo elegimos nuestro guía, Él nos protegerá y dirigirá nuestro rumbo, hasta que, sin duda, nos conduzca a la victoria.

Con alegría gratitud por la presencia de Dios en nuestra vida,

Nayaswami Devi

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