Una Historia Curiosa

Una Historia Curiosa

10 febrero de 2023 

Una mañana, mientras caminaba por un sendero del bosque en el Retiro de Meditación de Ananda (pulsa aquí para ver el enlace en inglés), observé una escena inusual que se desarrollaba ante mí. Unos metros más adelante estaba agazapada Lotie, una gatita gris esponjosa que mantenía la cocina del retiro libre de ratones. Su mirada estaba concentrada en algo frente a ella, y por su intensa pose agazapada, me di cuenta de que estaba a punto de abalanzarse sobre eso.

Pero un momento antes de que saltara, vi algo salir disparado casi diez metros más adelante y yacer retorciéndose en el camino. Acercándome en silencio para averiguar que estaba pasando, vi que ahora Lotie tenía en sus mandíbulas el cuerpo pequeño y flácido de un lagarto: un eslizón marrón. Estos lagartos tienen la notable habilidad de proyectar su cola cuando son atacados. Efectivamente, la cola desprendida fue lo que había visto agitarse más adelante en el camino.

Confundida por el movimiento, Lotie soltó al eslizón, que comenzó a deslizarse entre la maleza, y corrió tras la cola. Después de sostener el apéndice óseo en su boca por unos momentos, la gata se dio cuenta de que había sido engañada, y corrió para atrapar al lagarto, que todavía estaba a la vista.

Para mi asombro, este espectáculo se repitió: la cola desprendida, que todavía se agitaba, hizo que Lotie soltara al lagarto otra vez, y corrió tras ella. Sin embargo, la segunda vez el pequeño lagarto fue más rápido y escapó hacia la libertad, dejando a Lotie con solo un bocadillo huesudo por todos sus esfuerzos.

Al ver esta escena singular desarrollarse ante mí, mi mente estaba confundida. Seguí mi camino hacia el comedor del Retiro para desayunar, y allí compartí la historia con mi amiga Seva. “Seguramente hay alguna lección espiritual en esto,” le dije.

Sin perder el ritmo, Seva respondió con una palabra: “Desapego.”

Hay un mensaje para todos nosotros, tan profundo como lo divertida que es la historia. El desapego es una de las actitudes principales en el camino espiritual. ¿Por qué?

Cuando estamos firmemente sujetos a las fauces del sufrimiento, es importante soltar lo que nos detiene; ese deseo insatisfecho, o una posesión inalcanzable, o una expectativa insatisfecha acerca de cómo deberían tratarnos los demás.

También deberíamos buscar liberar internamente las cosas de naturaleza positiva a las cuales estamos apegados—nuestras posesiones, nuestros amigos, nuestros hijos, nuestro cónyuge. Esto no significa que los rechacemos o les demos la espalda; sino que deberíamos tratar de verlos no como nuestros, sino como obsequios que nos ha cedido Dios. Entonces todo en la vida se vuelve mucho más agradable, a medida que comenzamos a percibir la presencia de Dios detrás de todo.

¿Es fácil? Por supuesto que no, pero es efectivo. Cada vez que nos desapegamos interiormente de algo que nos inquieta o a lo que nos aferramos, tenemos más control sobre nuestra felicidad y nuestras vidas. En su libro Afirmaciones para la Autocuración (pulsa aquí para ver el enlace en inglés), Swami Kriyananda escribió:

Nada es nuestro. Nadie nos pertenece. Mentalmente, deberíamos hacer una hoguera de nuestro amor por Dios, y arrojar en ella todos los apegos, todos los deseos, todas las esperanzas y decepciones.

Es de ayuda examinar mentalmente el propio corazón todas las noches, y liberarlo nuevamente de todos los deseos. Arranca de tu corazón cualquier espina de nuevo apego que encuentres aferrada allí. Arrójalas con alegría al fuego de la devoción.

Ora a Dios con energía, “Destruyo todos mis apegos. Ya no son míos, Señor. ¡Soy libre en Tí!”

Aquí Swamiji nos ofrece herramientas prácticas para ayudarnos en este proceso de desapego. En última instancia la elección es muy simple: aferrarte a tus viejos apegos o encontrar la libertad en Dios.

En caso de que te lo estés preguntando, a los eslizones marrones les crece una nueva cola. Pero para nosotros, que nuestra historia termine cuando reemplacemos todos nuestros apegos con el apego solo a Dios.

Hacia la libertad interior,

Nayaswami Devi

 

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