“¡Lo Recuerdo!”

“¡Lo Recuerdo!”

8 de marzo de 2024

Hace poco leí un artículo intrigante sobre científicos que están realizando investigaciones de vanguardia sobre cómo funciona la memoria. Su enfoque no es el típico de por qué ocurre la pérdida de memoria, sino más bien de por qué existe la memoria. Es decir, estos investigadores intentan descubrir cuál es el mecanismo que retiene y libera nuestros recuerdos.

Todos hemos tenido la experiencia de recordar eventos, nombres o rostros de nuestra vida diaria, pero normalmente damos por sentada esta capacidad. A menudo disfruto tratando de recordar alguna información trivial a la que no puedo acceder mentalmente. Si me siento en silencio durante un tiempo, siento una chispa de energía, un impulso neuronal, que comienza a emerger y a pasar del reino subconsciente al consciente. Luego, como una luz que se enciende en mi cerebro, la respuesta se presenta de manera tranquila y alegre, como diciendo “¡Ta-da!”

A veces nuestros recuerdos pueden incluso ser anteriores a nuestra encarnación actual, y reflejar experiencias de vidas pasadas. Quizás conocemos a alguien nuevo y sentimos una afinidad instantánea con él, o visitamos un lugar por primera vez y tenemos la sensación de que ya hemos estado allí antes. Hay muchos casos documentados de niños que recuerdan claramente detalles de una encarnación pasada que, cuando se investigan, han demostrado ser ciertos.

Paramhansa Yogananda escribe en la primera página de Autobiografía de un Yogui, “Mis primeros recuerdos incluyen elementos de una encarnación anterior. Venían a mí, anacrónicas, nítidas imágenes de una vida lejana, un yogui en medio de las nieves del Himalaya. Por algún vínculo adimensional, estos destellos del pasado me proporcionaban también vislumbres del futuro.”

El uso más importante de la memoria, entonces, no radica en evocar hechos triviales, sino en recordar el viaje interior que hemos recorrido hasta ahora para encontrar a Dios. Es bueno meditar sobre por qué te atrajo el sendero espiritual, y en las asociaciones que recuerdas del pasado. Aunque no recordemos conscientemente la conexión, la relación gurú-discípulo es eterna y nos guía de vida en vida. Al evocar esta conexión, podemos aprovechar nuestro desarrollo spiritual pasado para fortalecer nuestro crecimiento futuro.

Aunque no tenía ningún recuerdo consciente de una conexión con mi gurú, Yoganandaji, una vez que leí su (pulsa aquí para ver el enlace en inglés) Autobiografía nunca busqué guía espiritual en otra parte. Algún recuerdo más profundo que lo consciente me ha mantenido fiel a sus enseñanzas por los últimos cincuenta y cinco años, y soy cada vez más consciente de que este es el camino que se me ha ordenado durante muchas vidas.

Uno de los episodios más impactantes de la  Autobiografía es cuando Lahiri Mahasaya, un jefe de familia que trabajaba como contador para los británicos en la India, es transferido a un puesto remoto en las estribaciones del Himalaya. Un día, mientras deambulaba por las colinas sobre Ranikhet, escucha que alguien lo llama por su nombre, y sube a un claro lleno de cuevas. Allí ve a un joven radiante parado frente a él. La historia de Lahiri continua:

“Lahiri, ¿no es cierto que esta cueva te resulta familiar?”

Como yo permanecía en silencio, perplejo, el santo se acercó y me golpeó ligeramente en la frente. A su toque magnético, una maravillosa corriente se extendió por mi cerebro, liberando las semillas de los dulces recuerdos de mi vida anterior.

“¡Lo recuerdo!” Mi voz estaba ahogada por sollozos de alegría. “¡Tú eres mi gurú Babaji, que siempre me has pertenecido! En mi mente surgen vivamente escenas del pasado; aquí, en esta cueva, pasé muchos años de mi última encarnación!” Como me abrumaban recuerdos inefables, me abracé llorando a los pies de mi maestro.

El recuerdo puede desempeñar un papel vital en nuestra búsqueda de la liberación. Patanjali (pulsa aquí para ver el enlace en inglés), la antigua autoridad en yoga, describe al despertar espiritual como smriti, “recuerdo.” Necesitamos eliminar de nuestra mente la niebla oscura de las identidades actuales, como ser un hombre, una mujer, un americano, o un indio. Swami Kriyananda escribió, “Es necesario acallar estas olas de implicación externa. Una vez que se calman, por fin se recuerda la realidad eterna de uno.”

Es extraño pensar que lo que hemos estado buscando siempre ha estado dentro de nosotros: el recuerdo de quién y qué somos realmente. Yogananda describió a la Autorrealización del Ser como “el conocimiento en todas las partes del cuerpo, la mente y el alma de que ahora posees el reino de Dios; que no tienes que orar para que venga a ti; que la omnipresencia de Dios es tu omnipresencia; y que todo lo que tienes que hacer es mejorar tu conocimiento.”

A medida que “mejoramos nuestro conocimiento” llegará el momento en que nosotros, también, exclamaremos, “¡Lo recuerdo!”

A medida que “mejoramos nuestro conocimiento” llegará el momento en que nosotros, también, exclamaremos, “¡Lo recuerdo!”

Con gratitud por este camino hacia la libertad,

Nayaswami Devi

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