En el Ashram de Mi Gurú

En el Ashram de Mi Gurú

22 de marzo de 2024

“Si entraba en la ermita preocupado o indiferente, mi actitud cambiaba imperceptiblemente. Una calma curativa descendía con solo ver a mi gurú. Cada día con él era una experiencia nueva de alegría, paz y sabiduría.” Así describe Paramhansa Yogananda los años que pasó en el ashram de su gurú, Swami Sri Yukteswar.

Hay mucho que podemos aprender de estas pocas y sencillas palabras. El poder del gurú para elevar y cambiar nuestra consciencia no está limitado a sus palabras o acciones. La mera visión de Sri Yukteswar tuvo un efecto transformador en su joven discípulo.

La consciencia del gurú es un catalizador para nuestro desarrollo espiritual. Como discípulos, nuestra parte es esforzarnos por estar más en sintonía, y profundizar nuestros esfuerzos por conocer a Dios. Cuando estamos “preocupados o indiferentes,” o experimentamos cualquier cantidad de actitudes incorrectas, tenemos la capacidad de trascenderlas sintonizándonos con la consciencia del gurú, que puede liberarnos de los grilletes mentales que nos mantienen atados.

“Pero,” quizás estés pensando, “no he tenido la bendición de vivir en el ashram de mi gurú. Vivo aquí en una gran ciudad rodeado de consciencia materialista. ¿Qué esperanza tengo de experimentar estos dones divinos?” Me gustaría compartir dos historias de personas que conocemos que han “vivido” en el ashram de su gurú, a pesar de circunstancias externas extremadamente desafiantes.

La primera es nuestro amigo Joe Hunt (pulsa aquí para ver el enlace en inglés) o Jairam, que ha pasado los últimos cuarenta años en prisión por un delito que no cometió. Hace unos treinta años, la madre de Jairam le envió una copia de Autobiografía de un Yogui, que leyó con entusiasmo de principio a fin.

Poco después, se contactó con Ananda para ver si era posible que alguien lo visitase en prisión para enseñarle a meditar. Algunos miembros pudieron hacerlo, y Jairam comenzó a meditar todas las mañanas y todas las noches en su litera en su celda. Después de unos años, los funcionarios de la prisión le permitieron a Jairam usar un pequeño armario como oficina para un trabajo que estaba haciendo, y fue allí donde Jyotish lo inició en Kriya Yoga.

Uno puede imaginar que el ambiente de una prisión no es ideal para la práctica regular de Kriya. Pero a través de la pandemia y los confinamientos, a través de la enfermedad y el aislamiento, Jairam (pulsa aquí para ver el enlace en inglés) ha pasado horas todos los días meditando y haciendo sus Kriyas. Cuando lo visitamos a lo largo de los años, pudimos sentir que ha “vivido” en el ashram de su gurú a pesar de los desafíos externos.

La segunda historia es acerca de una discípula directa avanzada de Yoganandaji, Kamala Silva, que pasó muchos años con su gurú, y escribió el libro Tha Flawless Mirror. Más adelante en su vida, fue diagnosticada con la enfermedad de Alzheimer. Al no tener una familia que la cuidara, y necesitar supervisión constante, fue trasladada a una vivienda con residencia asistida. Miembros de Ananda la visitaban regularmente, y aunque esperaban que se sintiera infeliz viviendo allí, se tranquilizaron mucho al ver su alegría inquebrantable.

Un día, una mujer de Ananda fue a verla y se sorprendió al ver que Kamala ahora compartía la habitación con otra mujer cuyo rostro había quedado horriblemente desfigurado por las quemaduras de un incendio. Nuestra amiga pensó, “Que lástima que Kamala tenga que ver su rostro dañado todos los días.” Sin embargo, Kamala comentó, “¿Has visto a mi compañera de cuarto? ¿No es hermosa?”

Así es como la veía Kamala—como un reflejo de la luz radiante de Dios. Ella, también, estaba “viviendo” en el ashram de su gurú, allí en esa pequeña habitación.

Espero que estas historias te ayuden a darte cuenta de que las puertas a este reino sagrado están siempre abiertas. La elección es nuestra si queremos vivir allí. Vivir en el ashram de nuestro gurú es un estado mental, y mucho más: es buscar constantemente la unión con Dios, hasta que nos damos cuenta de que el ashram del gurú ha residido siempre en nuestro propio corazón.

Concluiré con estas palabras del Maestro: “O Espíritu, haz de mi alma Tu templo, pero haz de mi corazón Tu amado hogar donde Tú vivirás conmigo en tranquilidad y comprensión eterna.”

Con alegría,

Nayaswami Devi

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