El Poder de Uno

El Poder de Uno

20 de octubre de 2023

Cuando nació el Príncipe Siddhartha, le dijeron a su padre, el rey, que su hijo sería un gobernante poderoso o un gran líder espiritual. Queriendo que su linaje real continuara, el rey hizo todo lo que pudo para evitar que el joven príncipe viese la naturaleza efímera de la vida.  Esperaba que esto le impidiese buscar realidades más elevadas.

Por lo tanto, el rey ordenó a los aurigas reales que nunca llevasen al príncipe a la ciudad, donde vería la suerte común del sufrimiento humano. Para mantenerlo aún más absorto en el mundo transitorio, el rey construyó un hermoso palacio de placer para Siddharta lleno de encantadoras doncellas y jóvenes cuya compañía podía disfrutar continuamente.

Pero finalmente llegó el día en que el príncipe Siddharta se inquietó y se cansó de su vida idílica. Llamó a su auriga y le dijo que lo conduzca a la ciudad cercana. Sabiendo que el rey lo había prohibido, el Auriga trató de disuadir a su príncipe de ir, pero Siddharta insistió.

La carroza dorada entró a la ciudad. Aquí, por primera vez, Siddharta vio a alguien gravemente enfermo. Sorprendido, el joven príncipe preguntó, “¿Qué es eso?” Su auriga respondió, “Eso es una enfermedad, mi señor.”

“¿Le pasa a todo el mundo?” preguntó.

“Sí, mi señor,” respondió el conductor. Siddharta luchó por asimilar esta nueva realidad.

Siguieron recorriendo la ciudad hasta que vieron a alguien viejo y decrépito. “¿Qué es eso?” preguntó el príncipe con voz temblorosa.

“Es la vejez, mi señor.”

“¿Le pasa a todo el mundo?” preguntó nuevamente Siddharta con incredulidad.

“Sí, mi señor.” Ahora el príncipe estaba en un estado de profunda confusión al ver el sufrimiento inherente a la vida humana.

Finalmente vieron un cortejo fúnebre con un cadáver siendo llevado al lugar de cremación. Profundamente consternado, preguntó por última vez, “¿Qué es eso, conductor?”

“Eso, mi señor, es la muerte.”

“¿Le llega a todo el mundo?” preguntó con gran seriedad.

“Sí, mi señor. Les llega a todos.”

Tan profunda había sido la absorción de Siddharta en la naturaleza transitoria de este mundo, que parecía como si el tiempo se hubiera detenido. Al día siguiente dejó atrás su reino, su palacio de placer, y todas las comodidades que había conocido. Estaba decidido a encontrar la iluminación para aliviar el sufrimiento de la humanidad.

Después de años de búsqueda y esfuerzo, finalmente logró su objetivo y se convirtió en el Buda (pulsa aquí para ver el enlace en inglés), “el Iluminado.” El día de su despertar espiritual, en los bosques de Bodh Gaya, el poder invisible de un alma uniéndose con Dios resonó por toda la tierra.

Los narradores cuentan que en lugares lejanos del país un pescador y su esposa dejaron de discutir; un comerciante deshonesto decidió tratar a sus clientes de manera justa; una viuda perdida en el dolor fue repentinamente consolada; y un gobernante abandonó sus planes de hacer la guerra a un reino vecino. Un gran pulso de paz, compasión y armonía se extendió por ríos, montañas y valles, y cambió a todos los que tocó. Ese es el poder de uno.

El mundo en que vivimos hoy está plagado de tensiones, deshonestidad, búsqueda de poder, violencia y guerra. Ante todo esto, sintiéndose impotente y desesperanzado como les pasa a muchos, es muy fácil caer en un pozo de desesperación.  Sin embargo, cada uno de nosotros tiene dentro de sí el poder de marcar la diferencia. Aquí hay tres formas en que podemos liberar el poder de uno.

Expande Tu Paz Interior a Través de la Meditación

Dedica un poco de tiempo durante cada meditación a descansar conscientemente en la paz interior. Cuando sientas este aspecto de Dios, concéntrate en su vibración, y deja que la paz impregne tu ser. Luego expándela hacia afuera para tocar a otras personas y tierras. Cada día, trata de extender el tiempo que pasas absorto en paz, y regresa a esta consciencia durante el día. Hazla tu realidad. Siente que vives y te mueves en una burbuja de paz, y compártela con todos.

Ama Heroicamente

Una vez, cuando le preguntaron a Swami Kriyananda cuál era la mejor manera de prepararse para los tiempos difíciles en el mundo, respondió, “Aprendan a amar heroicamente.” Sé más consciente de las necesidades de los demás, y haz lo que puedas para ayudarlos. Ora por aquellas personas y naciones que están sufriendo. Ora especialmente por cualquier persona por quien hayas tenido sentimientos negativos. Transforma tu corazón en una fuente de amor incondicional hacia todos—ya sean buenos o malos, sabios o tontos, amigos o enemigos. Sin ninguna consideración por tales distinciones, Dios ama a todos por igual. Deberíamos esforzarnos por hacer lo mismo.

Pase lo que pase, debemos mantener nuestros corazones llenos de amor por Dios y fe en Él. Confía en el pensamiento de que Su protección amorosa está siempre con nosotros. Quizás esto encuentra su máxima expresión en las palabras inmortales del Salmo veintitrés:

El Señor es mi pastor; nada me faltará.

En verdes pastos me hará descansar: me llevará hasta aguas calmas.

Él confortará mi alma: me guiará por sendas de justicia por amor a su nombre.

Aunque camine por el valle de sombras de la muerte, no temeré al mal: porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me consuelan.

Preparas una mesa delante de mí en presencia de mis enemigos: unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida: y moraré en la casa del Señor por siempre.

Cuando Buda alcanzó la iluminación, nos dio un modelo de como nosotros también podemos ayudar a los demás a través de nuestros esfuerzos espirituales. El poder de un alma puede marcar la diferencia en este mundo de sufrimiento. Unamos nuestros esfuerzos y expandamos este poder de uno para abarcar a innumerables personas en todos lados. Entonces, el mundo conocerá la verdadera paz y armonía (pulsa aquí para ver el enlace en inglés).

Tu amiga en Dios,

Nayaswami Devi

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