De Uno a Muchos

De Uno a Muchos

11 de marzo de 2022

La fecha era 7 de marzo de 1952. Paramhansa Yogananda se puso de pie para dirigirse a la gran multitud reunida en el Hotel Biltmore en Los Ángeles para honrar al embajador de India en Estados Unidos.

Swami Kriyananda, que estaba presente en ese evento, describió lo que sucedió a continuación en su libro El Nuevo Sendero: “Su breve charla [de Yogananda] fue tan dulce, casi tierna, que creo que todos los presentes se sintieron abrazados en la telaraña de su amor… Finalmente leyó su hermoso poema, ‘Mi India.’… Llegó a las últimas líneas: ‘Donde el Ganges, los bosques, las cuevas del Himalaya y los hombres sueñan con Dios. / ¡Estoy santificado; mi cuerpo tocó ese suelo!’ ‘Suelo’ se convirtió en un largo suspiro.”

Estas fueron las últimas palabras que pronunció Yoganandaji en su vida. Su cuerpo cayó al piso, y entró en mahasamadhi, la salida consciente del cuerpo de un alma liberada.

Al celebrar el aniversario del mahasamadhi del Maestro (pulsa aquí para ver el video en inglés), comencé a pensar en sus palabras a Swamiji en su primer encuentro el 12 de septiembre de 1948; “Te doy mi amor incondicional.” Esas fueron las mismas palabras que el gurú del Maestro, Swami Sri Yukteswar, le había dicho a él en su primer encuentro casi cuarenta años antes. Quizás estas mismas palabras han sido dichas de gurú a discípulo desde tiempos inmemoriales.

Este regalo de amor incondicional es más que solo un sentimiento expresado de un individuo a otro. Imparte el poder del amor divino desde la consciencia del gurú a la del discípulo, y con esto viene la responsabilidad del discípulo de compartirlo con todos.

Como seguidores sinceros de un gran maestro, es importante entender que este también es nuestro regalo. Yoganandaji ha dado su amor incondicional, no a unos pocos elegidos, sino a todos los que buscan fervientemente a Dios. Sin embargo, debemos hacer más que solo recibirlo—necesitamos compartirlo con los demás. Dadas las condiciones trágicas del mundo actual, ¿qué mayor servicio podemos prestar en este momento?

Después del bombardeo al World Trade Center en Nueva York el 11 de septiembre de 2001, Swami Kriyananda escribió una carta a las comunidades de Ananda en todo el mundo. Dijo, “Aunque tenía muchas ganas de orar, este drama es tan complejo que, al no tener un foco claro, ninguna oración mía, seguramente, podría ser muy efectiva. Entonces pensé en la oración atribuida a San Francisco de Asís*: ‘Señor, hazme un instrumento de tu paz.’ Y pensé, ¿Qué mejor oración que esta para un momento así?

“El amor divino es una fuerza… Si entendemos que al amar correctamente es el amor de Dios el que expresamos, Él podrá, a través de nosotros, elevar la consciencia del mundo. Porque así es como obra Él: por medio de instrumentos; muy rara vez directamente.”

Recientemente, Jyotish y yo formamos parte de un satsang online muy conmovedor con miembros de Ananda de Rusia y de Ucrania. Mientras la gente de ambos países hablaba de su sufrimiento, confusión y angustia, muchos de nosotros estábamos llorando. Un hombre de Rusia dijo que su madre era ucraniana y su padre ruso, y estaba lleno de confusión interior al ver lo que estaban soportando las personas de ambos países. Otra mujer, una Kriyaban que vive e Kiev, contó las extremas dificultades y el miedo causado por los constantes bombardeos en su ciudad.

Ese día comencé a orar por la gente en ambos países, pero me enfoqué especialmente en esta mujer ucraniana como símbolo de todos los involucrados.

Sugiero que tú también, mientras ores por la resolución de este conflicto (pulsa aquí para ver el enlace en inglés), visualices también a un niño asustado por la destrucción de su hogar; o una madre llorando por la muerte de su hijo soldado; o un alma angustiada anhelando la paz. Enfoca tus oraciones en uno de ellos. Al sintonizarte profundamente con un individuo, puedes alcanzar vibratoriamente los corazones de muchos.

El regalo sagrado del amor divino que da el gurú viene con la responsabilidad de compartirlo con todos, para que no se marchite y muera. Parte de su poder se transmite a través de la oración, pero otra parte se da a través de los ejemplos vivientes de los seguidores de nuestro sendero.

Recibe el amor incondicional de Dios, compártelo con los demás tanto como puedas, y vive las enseñanzas. De esta manera, el poder del amor divino se expandirá desde ti y desde mí para llegar a muchos. Eventualmente puedes elevar la consciencia de todo el mundo.

Buscando el Corazón Único que late en todos los pechos.

Nayaswami Devi

* La oración en realidad fue escrita no por San Francisco (pulsa aquí para ver el enlace en inglés), sino por Guillermo I (“el Conquistador”) de Inglaterra.

 

Comentarios cerrados.