Déjalo Mejor que cuando Viniste

31 de Enero de 2019

El fin de semana pasado, una amiga nuestra muy querida de la India visitó Ananda Village por primera vez. Qué hermosa experiencia fue mostrarle el lugar y explicarle los muchos aspectos de esta extraordinaria comunidad.

Fascinada por lo que había experimentado, nuestra amiga dijo tranquilamente, “No importa cuánto me hayas contado acerca de Ananda Village, no había forma de que pudiese imaginar lo que vi aquí. El brillo y la pureza de la gente, el espíritu de servicio, la simplicidad de vida, el flujo de actividad en cada área—nunca he visto nada como esto en ningún lado.”

Viendo Ananda a través de sus ojos, vimos en forma diferente como vivir en un espíritu de cooperación y servicio puede cambiar tu consciencia, y transformar el mundo a tu alrededor. A cada área que vimos le había sido dado el mismo pensamiento y cuidado conscientes para hacerla lo mejor que pudiese ser.

Los primeros días que nuestra amiga estaba visitándonos estaba lloviendo muy fuerte, y las áreas sin pavimentar están húmedas y embarradas. Una tarde hice un viaje rápido al centro de basura/reciclado/composta para arrojar los residuos de nuestra cocina. El equipo de servicio de la propiedad ha etiquetado bien los tachos, y ha dejado instrucciones detalladas sobre qué poner dónde. Mientras evitaba los charcos de lodo, pensé para mí misma, “Incluso esta parte desconocida de la comunidad está bien cuidada.”

Cerca de los tachos de composta hay una manguera para enjuagar los baldes vacíos. Agregué mi “contribución” a los jardines de nuestra comunidad dentro del tacho, y luego vi que la manguera estaba tirada enmarañada en el suelo húmedo. Luego de enderezarla, enjuagué mi balde, y dejé caer la manguera nuevamente en un charco de lodo. Después me apuré para entrar a mi auto y salir de la lluvia.

Pero algo me detuvo. Pensando acerca de los hermosos ideales de cooperación de los que había hablado con mi amiga, escuché una voz dentro de mí que decía, “Déjalo mejor que cuando viniste.” Regresé, levanté la manguera del lodo, y la enrollé cuidadosamente en su soporte. Conduciendo de regreso a casa, me sentí sorprendentemente conmovida por el impacto de este simple acto.

Estatua de San Francisco de Asís en Ananda Village.

Más tarde compartí la experiencia con nuestro hijo, que dijo, “Cuando estoy conduciendo y veo un clavo en el camino, siempre estaciono y lo recojo. Me gustaría que alguien hiciese eso por mí, por eso lo hago yo primero.”

El poder acumulado de estos actos inadvertidos de servicio pueden definir toda la vida de uno: Déjalo mejor que cuando viniste. Todos los días podemos dejar a nuestra casa, nuestro trabajo, nuestra familia, nuestros amigos, nuestra comunidad, nuestra consciencia, nuestro mundo mejor de lo que lo encontramos.

Esta simple oración comúnmente atribuida a San Francisco de Asís* lo expresa en una forma hermosa y elevada:

Señor, hazme un instrumento de Tu paz;

Donde hay odio, déjame sembrar amor;

Donde hay daño: perdón;

Donde hay error: verdad;

Donde hay duda: fe;

Donde hay desesperación: esperanza;

Donde hay oscuridad: luz;

Y donde hay tristeza: gozo.

Cada acto simple de entrega desinteresada nos recuerda de nuestro propósito en la tierra: ser un instrumento de la elevación espiritual y del amor de Dios. Al final del viaje de nuestra vida, que gozo será decir a nuestro Creador, “Dejo este mundo mejor que cuando vine.”

Con amistad amorosa

Nayaswami Devi

* “Curiosamente, la oración por la cual San Francisco es más conocido, ‘Señor, hazme un instrumento de Tu paz,’ se ha descubierto en los años recientes, en los archivos de un monasterio en Bélgica, que en realidad fue escrita por Guillermo el Grande (también llamado ‘el Conquistador’), que Yogananda mismo dijo que había sido él.” —Swami Kriyananda, en Paramhansa Yogananda: A Biography (pulse aquí para ver el enlace en inglés)

 

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