Abrirse a la Gracia: Mi viaje de Transformación Interior

por Shivendra Nath Misra

 

¿Cómo va tu práctica de meditación?

“¿Cómo va tu práctica de meditación?”. Me hizo esta pregunta un devoto una mañana después del servicio dominical en Ananda Sangha Delhi. Yo tenía 19 años. Hacía poco que había leído la Autobiografía de un yogui y había encontrado Ananda Sangha para aprender Kriya Yoga tal y como lo enseñaba Paramhansa Yogananda.

 

Mis luchas con los hábitos y el autocontrol

Respondí a la pregunta con una pizca de vergüenza. “Mi práctica va bien, pero tengo el hábito tonto de ver películas compulsivamente. Sé que es perjudicial, pero a veces no puedo evitarlo. Es una distracción enorme y está afectando a mi meditación”.

Mi compañero de devoción me consoló y me aconsejó que no me preocupara. “Ver una película de vez en cuando está muy bien. Además, los hábitos negativos desaparecen por sí solos al cabo de un tiempo”, añadió.

No entendía cómo un hábito podía desaparecer por sí solo. Sin embargo, eso es exactamente lo que ocurrió. Ese hábito empezó a desaparecer. Las pautas de comportamiento que me parecían atractivas dejaron de serlo. Me quedé asombrado.

Me habían interesado los libros populares de autoayuda desde mi adolescencia. Todos los libros que leía hacían hincapié en la importancia de la fuerza de voluntad y el autocontrol para superar las limitaciones personales. Naturalmente, pensaba que tenía que librar una guerra contra mis tendencias más bajas y siempre me sentía como un guerrero solitario rodeado de enemigos sin el armamento adecuado.

 

Kriya Yoga: mi transformación interior

Ahora, por primera vez, sentí que no luchaba solo. Al igual que Arjuna tenía a Krishna como auriga en el Bhagavad Gita, yo tenía un Poder Superior que me ayudaba a superar las limitaciones. Me abrió los ojos al poder de la Gracia Divina

Estas experiencias se intensificaron después de recibir la iniciación en Kriya Yoga. Mi práctica me cambió (y sigue haciéndolo) desde dentro. Antes, intentaba arreglarme desde fuera y ahora, Kriya me está arreglando desde dentro. Antes había luchado por liberarme de ciertos hábitos negativos sin mucho éxito, pero con la práctica regular de Kriya, esos hábitos cayeron como fruta madura de un árbol.

 

Historias de vidas cambiadas por la Gracia

No soy el único que ha tenido este tipo de experiencias. Muchos meditadores y kriyabans (aquellos que practican Kriya Yoga) descubren que sus vidas han cambiado por completo hasta el punto de que apenas reconocen a su yo del pasado. Una gran parte de esta transformación interior es la victoria sobre los deseos y tendencias autolimitantes.

Paramhansa Yogananda tuvo un estudiante que vivió una experiencia dramática en este sentido. Era alcohólico. A pesar de su adicción, estaba decidido a aprender y practicar Kriya Yoga, pero con un pequeño giro. Como no podía dejar el whisky, hacía sus kriyas con una bebida en una mano y sus cuentas de rudraksha en la otra. Así siguió durante bastante tiempo, hasta que un día dejó de necesitar esa botella. Se convirtió en un alcohólico espiritual y la dicha de Dios era el único embriagante que necesitaba.

 

A Dios no le importan tus defectos, ¡le importa tu indiferencia!

Podríamos sentirnos espiritualmente desanimados, ante la miríada de faltas y tendencias que aún tenemos que superar, pero presta atención a estas palabras de Paramhansa Yogananda:

A Dios no le importan tus faltas, ¡le importa tu indiferencia!

No necesitamos preocuparnos por todas las cosas que necesitamos trascender y tampoco debemos sentirnos culpables por las malas acciones del pasado. En lugar de eso, podemos centrarnos en estas cosas: amar a Dios y llevar Su luz a nuestras vidas mediante la meditación y una vida espiritual correcta.

Una vez oí la historia de un discípulo de Paramhansa Yogananda. Tenía el pernicioso hábito de comer grandes cantidades de helado. Sabía que no era bueno para él y quería superarlo. Sin embargo, como ocurre con cualquier otro hábito, el impulso de comer helado era abrumador.

Pero al discípulo se le ocurrió una idea brillante: la próxima vez que tuviera el impulso, iría a por el helado pero tendría la foto de su Gurú delante de él. Así disfrutaría del helado mientras miraba a su Gurú, ¡y mientras el Gurú le miraba a él! Como puedes imaginar, esto no duró mucho tiempo.

Tras unas cuantas rondas de este experimento, el helado pareció perder su poder tentador. Lo que antes era tan atractivo, ahora parecía un poco tonto. Así, pudo liberarse del control que el hábito ejercía sobre él.

 

Intentar demostrar mi valía

En mis esfuerzos por mejorar, a menudo me he engañado pensando que tengo que hacerme digno del amor y la gracia de Dios. He aprendido que la gracia de Dios está siempre presente para ayudarnos a superar la ilusión. Cuando nos abrimos a Su gracia haciendo nuestras prácticas espirituales y estando en sintonía con el Gurú, cooperamos con ese Poder Divino.

 

Volverse receptivo al Divino Interior

Finalmente, descubrí que no es posible progresar sin la gracia de Dios y que Su gracia no está reservada sólo para unos pocos elegidos. Sólo necesitamos abrir las cortinas si queremos la luz del sol de Su gracia en nuestras vidas. Una vez que la luz de Dios entra en nuestra conciencia, toda oscuridad queda desterrada para siempre.

No se puede expulsar el pecado de la mente de la misma manera que no se puede sacar la oscuridad de una habitación con un palo. De hecho, si te concentras en el engaño, sólo conseguirás aumentar su dominio sobre tu mente. Trae la luz de Dios, sin embargo, a través de la meditación profunda y la devoción, y la oscuridad se desvanecerá como si nunca hubiera existido.  -Paramhansa Yogananda

Que todos seamos cada vez más receptivos a Su resplandeciente presencia en cada momento y en cada átomo de la creación.

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