Vivir en el Alma

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Ha pasado la primera semana del experimento: tratar de vivir siguiendo la guía del alma. Tengo que decir que he practicado sobre todo la parte pasiva, evitar todo pensamiento, conversación o acto que empañe mi alma. El camino que seguí fue observar mi estado de ánimo, o mi nivel de energía. Cada vez que descubría un pensamiento o actitud que me producía desazón, me volvía hacia su interior para ver dónde se enraizaba; siempre comprobaba que su origen no estaba en el alma, e inmediatamente intentaba desecharlo.

Ésta es una fase previa a “vivir en el alma”. Todavía hay mucho que perfeccionar para que el alma no se cubra ni por la más ligera nube que pase por la mente o el corazón, y todavía hay mucho que perfeccionar para que no se forme ninguna nube. Aun así, el comienzo del experimento ha sido satisfactorio. Estoy contenta, no tanto por los resultados como por la sensación de estar avanzando hacia una vida mejor, más digna, más pura, más dichosa.

Estoy contenta también porque los pequeños logros de esta semana han venido acompañados de un sentimiento de libertad interior. Y este sentimiento experimentado con pequeñas victorias hace pensar en la libertad que acompañará a victorias mayores. Y si esto es así con victorias parciales, ¡cómo será la libertad experimentada en la victoria definitiva! Qué gran acicate para seguir adelante con el experimento.

Hace poco una querida amiga me comentó que el hecho de meditar, sabiendo que otras personas están meditando al mismo tiempo, probablemente hace el camino más fácil, también para quienes den sus primeros pasos por él. Y se me ocurre que si somos un grupo quienes tratamos de allanar el camino al alma, podremos llegar a divisar magníficos panoramas. Quizá hayáis oído, o pensado, más de una vez, que estamos inmersos en una guerra mundial. Diferente a las dos guerras mundiales anteriores, porque el armamento que está utilizándose no son armas de fuego, o químicas, sino económicas y sociales. Creo que la forma de combatir en esta guerra también debe ser distinta; no una lucha política ni armada, sino una lucha interior, individual. Una elevación personal de la conciencia.

Quizá todos, y entre todos, tengamos una gran aportación que hacer al mundo en este momento: manifestar nuestra alma.

En Amistad divina,

Tyagi Indrani Cerdeira
Editora de Ananda Ediciones

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