Si Puedes Verlo, Puedes Hacerlo

Si Puedes Verlo, Puedes Hacerlo

12 de agosto de 2022

Las multitudes de viajeros emocionados pasaron rápidamente junto a nosotros mientras arrastraban su equipaje y niños en busca de sus puertas de embarque. Estábamos en el aeropuerto de Frankfurt con una larga escala esperando por nuestro vuelo de conexión a Roma, y luego a Asís. Pasaríamos el próximo mes en Asís (pulse aquí para ver el enlace en italiano/inglés), compartiendo con nuestra familia espiritual de Ananda y con devotos de toda Europa.

Mientras esperábamos nuestro vuelo, estábamos estudiando frenéticamente italiano para para tener alguna apariencia de facilidad para conversar con nuestros amigos. Concentrados como estábamos, nos sorprendimos cuando un hombre de repente se paró frente a nosotros. Nos impresionó con la energía clara y fuerte que brillaba en sus ojos y en el resplandor de su sonrisa.

“Los he estado observando desde el otro lado del salón,” dijo, “y cuando vi sus hermosas sonrisas, tuve que acercarme a hablar con ustedes.”

Comenzó a preguntarnos acerca de nuestras vidas, y extrañamente se sintió como si fuésemos viejos amigos, retomando desde donde habíamos dejado en otro momento. Se interesó sinceramente cuando le contamos sobre Ananda, el camino que seguimos, y cómo llegamos a dedicar nuestras vidas a una búsqueda espiritual.

Pierre (nuestro nuevo/viejo amigo) era estadounidense, pero había estado viviendo en el extranjero durante los últimos quince años como entrenador principal de baloncesto en la Academia Tony Parker, una de las mejores academias de atletismo en Lyon, Francia. “Entrenamos a personas de todos los ámbitos de la vida—desde jugadores profesionales invictos, hasta niños de secundaria que buscan una carrera en el baloncesto, hasta personas que simplemente necesitan ayuda y aliento,” nos dijo.

Escuchó atentamente mientras le explicábamos cómo enseñamos meditación para ayudar a la gente a encontrar su propio potencial más elevado. Luego nos miró fijamente y dijo, “Eso es lo que yo hago también, pero de una manera diferente. Les contaré una historia sobre cómo trabajo con la gente.”

Y esta es la historia que compartió. Pierre había estado trabajando con un grupo de niños autistas, utilizando el basquetbol para ayudarlos a desarrollar la confianza en sí mismos. A los niños les encantaba asistir a su clase, donde estaban aprendiendo cómo superar los miedos y las limitaciones. Todos ellos habían mejorado sus habilidades excepto una niña pequeña, que permanecía retraída e incapaz de encestar una canasta.

En el gimnasio donde practicaban, la primera fila era un tramo impresionante de lujosos asientos de terciopelo rojo que estaba reservados para los VIP. Su jefe le había dicho a Pierre que no permitiera que los niños usaran estos asientos, para mantenerlos impecables para las “personas muy importantes.”

Pero al ver lo mucho que habían trabajado los niños, y todo lo que habían logrado, en su última clase les dijo, “Si pueden encestar una canasta, entonces pueden sentarse en uno de los asientos de terciopelo rojo.”

Tan pronto como dijo esto se dio cuenta de que había cometido un gran error. La niña retraída no podría encestar una canasta, y se sentiría todavía más alejada de los demás. Uno por uno, cada niño fue hasta la línea de tiros libres, y uno por uno, todos encestaron una canasta. Rebosantes de felicidad, tomaron asiento en una de las elegantes sillas.

Finalmente fue el turno de la niña especial. Lo intentó varias veces y falló. Entonces Pierre le quitó la pelota, y dijo, “Ahora cierra los ojos, y vete a ti misma haciendo una canasta.” Después de un corto tiempo, le preguntó, “¿Lo lograste?” “No,” fue la respuesta de ella.

“Inténtalo de nuevo,” la animó. “¿Lo lograste ahora?” Todavía “no.” Luego de repetir esto varias veces, finalmente pudo decir con asombro, “¡Lo logré!”

Solo entonces Pierre le entregó la pelota, y por primera vez en su joven vida, la niña hizo una canasta. Toda la clase la vitoreó con júbilo, y ella ocupó su lugar en uno de los lugares especiales, una verdadera VIP.

Después de compartir esta historia, Pierre nos miró profundamente y dijo, “Díganles a las personas a las que les enseñan que, si pueden verlo, pueden hacerlo.”

Entonces, mis amigos, compartimos el amor y la sabiduría de Pierre con ustedes. No importa lo imposible que parezca a veces la búsqueda de Dios, si ves tu alma abrasada en Su luz con la suficiente concentración y aspiración, podrás alcanzar aquello que buscas más ardientemente.

Con alegría y amor desde Asís,

Nayaswami Devi

 

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