Por Nayaswami Pushpa
El verdadero discernimiento procede de la intuición del alma, que es una captación directa de la Verdad. Para escuchar nuestra intuición, tenemos que querer conocer la Verdad. Tenemos que estar dispuestos a poner nuestras preferencias personales en un estante para poder llegar a una respuesta imparcial. Así que, en cierto modo, es un ejercicio de honestidad: ¿Es esto lo que mi alma necesita, o sólo lo que mi ego quiere?
El discernimiento es la capacidad de distinguir el bien del mal. Se desarrolla cada vez más con la práctica. Necesitamos aprender la relación entre nuestros pensamientos y acciones y nuestro sufrimiento. La mayoría de la gente aún no se ha dado cuenta de que el sufrimiento es una elección. Todos tenemos un karma que estamos resolviendo. En la vida, algo de dolor es inevitable, ¡sufrir es opcional! Desear que las cosas fueran diferentes de lo que son causa sufrimiento, y el discernimiento correctamente sintonizado puede disminuir el sufrimiento fomentando elecciones sabias.
El discernimiento definitiva se reduce a esto: ¿Este pensamiento, esta acción, me acerca o me aleja de Dios? Profundiza, discrimina, reflexiona e incluye siempre la devoción. Dios quiere que usemos el discernimiento para que podamos poner fin a nuestro sufrimiento y ser libres.
