Cómo levantar la niebla de la preocupación

27 de Marzo de 2020

En 1996, Jyotish y yo tuvimos una de las experiencias más inspiradoras de nuestra vida: Swami Kriyanana nos pidió a nosotros y a otros dos amigos que fuéramos con él a la India. Esto fue mucho antes de que Ananda se estableciese en este país, así que nuestro viaje fue tanto para inspirarnos personalmente, como para relajarnos.

Nuestra primera parada fue Darjeeling, una pequeña y pintoresca ciudad situada a los pies del Himalaya en el noreste de India. Todos los días de la semana que estuvimos allí, Swamiji disfrutaba paseando por las tortuosas callecitas y deteniéndonos a echar un vistazo en puestos de libros, casas de té y tiendas de suvenires. Desde nuestro primer día, la gente nos preguntaba, “¿Ya han visto al Kanchenyunga?” En mi ignorancia, ni siquiera sabía que era el Kanchenyunga, pero estaba bastante segura de que no lo había visto.

En una tienda de suvenires tibetana (propiedad de Heinrich Harrer, autor del libro Siete Años en el Tíbet), vi una amplia foto de la cordillera noreste del Himalaya. Y allí estaba el Kanchenyunga — ¡el pico más sobresaliente del paisaje! Ahora sabía qué era, pero todavía no lo habíamos visto, porque la niebla y las nubes de la montaña estaban limitando la visibilidad.

Unos días más tarde contratamos un guía para que nos lleve a La Colina del Tigre, el punto con mejor vistas para ver la montaña. Debido a la impredecible niebla, no teníamos seguridad de que mejoraría la visibilidad. Dejamos nuestro hotel a las 4 de la mañana y llegamos a la Colina del Tigre una hora más tarde, donde esperamos en el aire fresco y la oscuridad antes del amanecer.

Kanchenyunga al amanecer, visto desde la Colina del Tigre, Darjeeling, India. Fuente: DC Assam

Entonces, justo cuando el sol se estaba elevando por el horizonte, la niebla se levantó. Allí estaba el Kanchenyunga en su magnífico esplendor mientras que los primeros rayos de sol golpeaban sus laderas cubiertas de nieve con una resplandeciente luz rosa dorada. Fue un momento emocionante que nunca olvidaré. Ya que ahora sabía lo que estaba buscando, durante el resto de nuestra estadía en Darjeeling, siempre que miraba hacia arriba veía al Kanchenyunga.

A menudo en nuestra vida pasamos por períodos confusos en los cuales no podemos ver claramente lo que sucede a nuestro alrededor. En este momento el coronavirus está llenando el mundo con la niebla de la incertidumbre. Es difícil ver lo que hay adelante y el futuro se ha vuelto oscuro y de alguna manera aterrador.

Pero también es un momento de oportunidad espiritual. Si ahora vamos hacia el interior en meditación y oración, podemos levantar la niebla de la preocupación con problemas cotidianos que nublan nuestra visión de realidades más profundas. En meditación, la luz del sol interior nos revelará más claramente quiénes somos y dónde están nuestras prioridades. Luego podemos hacernos a nosotros mismos preguntas como: “¿Qué lecciones he venido a aprender en esta vida?” y “¿Qué cualidades y tendencias interiores quiero desarrollar o desechar?”

Recientemente un amigo me escribió que el origen griego de la palabra “apocalipsis” es “levantar el velo.” Mientras que el mundo pasa por reacciones de ajuste a los cambios que trae el coronavirus, vemos gente enceguecida por nubes de confusión que están expresando cosas como negación, pánico, e incluso ira. Manteniendo nuestra visión enfocada en Dios, podemos ayudar a los demás a ver más allá de la incertidumbre hacia el “Kanchenyunga” de la Verdad y fortaleza Divinas.

Para cerrar, aquí hay una hermosa oración que escribió Paramhansa Yogananda después de pasar una gran prueba en su vida:

“En la enfermedad o en la salud, en el éxito o en el fracaso, en la pobreza o en la prosperidad, en el gozo o en la tristeza, en el desastre o en la seguridad, en la vida o en la muerte, permanezco inmutablemente, inalterable, firmemente leal, devoto, y amándote firmemente a Ti, mi Padre Celestial,
¡por siempre, por siempre, y por siempre!”

Siempre esforzándome por tener una visión más clara de la alta montaña,

Nayaswami Devi

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