1 de Junio de 2017
Elon Musk pertenece a un grupo de científicos y pensadores innovadores que piensan que es probable que vivamos en un mundo de realidad virtual. Su pensamiento es algo así: la raza humana es muy joven comparada con la vida del universo, y sin embargo ya hemos avanzado hasta el punto donde estamos al borde de crear mundos de realidad virtual que pueden engañarnos hasta hacernos pensar y sentir que son reales. Por lo tanto, es probable que otras razas más avanzadas ya hayan perfeccionado esta tecnología lo suficiente como para crear un universo que parece completamente real. Y estamos viviendo en él. (Deslinde de responsabilidad: No estoy apoyando esta línea de razonamiento, sólo usándola como trampolín para este blog.)
Este enfoque responde a una serie de problemas que la ciencia enfrenta hoy en día, entre los cuales hay un intenso debate sobre si el universo fue creado por un diseño inteligente o si se originó solo a través de un proceso natural. Un gran problema con un universo materialista y accidental es que hay una cantidad de fuerzas, como la gravedad y las atracciones subatómicas, que son tan exactas que el universo dejaría de existir si fuesen solo un porcentaje de 1/10.000 más fuertes o más débiles. La explicación que dan algunos científicos materialistas suena más como ciencia ficción que como ciencia: un número infinito de protouniversos en el cual todos fallaron menos uno; solo nuestro universo existe porque, en contra de todas las vastas posibilidades, solo nosotros hemos ganado la lotería cósmica donde todas estas delicadas fuerzas son correctas.
De manera interesante, para aquellos que aceptan una visión Vedántica de la realidad, la idea de un universo de realidad virtual parece bastante natural. Simplemente sustituyen Brahma (o Dios) por razas avanzadas, y maya o sueño por realidad virtual, y parece muy familiar. En ambos puntos de vista, la creación no es lo que parece para la mente y los sentidos. Podemos pensar en la reencarnación como jugar repetidamente juegos de realidad virtual, progresando lentamente hasta que finalmente nos cansamos de todo esto. Cuando nuestra necesidad de estimular los sentidos ha sido saciada, y deseamos descansar en la verdad, comenzamos a experimentar, como Paramhansa Yogananda lo describió, “una angustiosa sensación de monotonía.” Eso finalmente nos lleva al yoga y técnicas diseñadas para liberarnos del juego de maya.
Aunque estos dos puntos de vista pueden ser similares, también hay grandes diferencias. Lo que falta en el frío cuadro de una realidad virtual extraterrestre es un creador amoroso y bondadoso. Grandes santos de todas las religiones, quienes han experimentado la unidad con el infinito, nos dicen que Dios nos ama más de lo que nos podemos imaginar. Es más, que el devoto puede escapar al engaño solo al ofrecer amorosamente el ser separado de vuelta al padre/madre que soñó nuestra existencia.
Nosotros, y la mismísima estructura de los átomos, estamos hechos de amor y gozo, y nuestros corazones no van a descansar nunca hasta que nos reunamos con esa realidad. Qué afortunados somos al haber encontrado un camino que nos guía fuera de la realidad virtual de la separación, y hacia la verdadera y unificadora luz de Dios.
En amor y gozo,
Nayaswami Jyotish
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