UN LUGAR DE REFUGIO

22 de marzo de 2018

 La semana pasada, aquí en la isla de Hawái, visitamos un interesante lugar histórico llamado “El Lugar de Refugio.” La antigua cultura hawaiana era jerárquica, con el rey en la parte superior, los guerreros y artesanos debajo de él, y luego, en el nivel más bajo, la gran mayoría—aquellos que pescaban y trabajaban la tierra. Había muchas leyes acerca de lo que era “kapu,” o prohibido, y alguien que rompía una de estas reglas fácilmente podía recibir la pena de muerte. Sin embargo, uno podía evitar la muerte segura huyendo a un templo en “El Lugar de Refugio,” donde el infractor podía ser absuelto por un sacerdote y quedar en libertad.

Lugar de Refugio en Hawái: Parque Histórico Nacional Puʻuhonua o Hōnaunau.

Esto puede ser un retrato del antiguo Hawái, pero en realidad es la historia de la humanidad. A lo largo de la historia documentada, incluyendo los tiempos modernos, vemos variantes de estas mismas fuerzas en juego. El deseo de poder y estatus es uno de los impulsos más fuertes del ego. En los animales se expresa estableciendo un “orden jerárquico,” así como también en los bravucones en los patios del recreo, y en los tiranos codiciosos. Puedes ver las peleas de poder acechando detrás de muchos de los titulares de hoy, y no son muy distintas a las de los tiempos antiguos. La diferencia es que, en el mundo de hoy, hay pocos “Lugares de Refugio.”

¿Por qué? Porque el mundo exterior siempre es una expresión de la consciencia interior. En estos tiempos inquietos, si no tenemos un lugar de refugio interior, no encontraremos ninguno afuera. La gente a menudo gasta una fortuna y la vida buscando vanamente seguridad en un mundo inseguro. Desafortunadamente, rara vez la encuentra en el sueño de maya, porque como dijo Shakespeare, la vida es solo un cuento “lleno de sonido y furia que no significa nada.”

¿Se puede encontrar un lugar de refugio en cualquier lado? Sí, pero en ningún lado sobre la faz de la tierra. Está en tu corazón cuando está lleno con devoción, y en la luz en tu ojo espiritual.

Esta es la parte difícil para la mayoría de la gente: En el reino de la consciencia, somos tanto el rey que condena como el sacerdote que absuelve. Dios no nos condena, tampoco lo hace el gurú. Ellos son amor puro, amistad pura. Nos condenamos a nosotros mismos al transgredir las áreas “kapu” de la ley del karma.

Crea un lugar de refugio para todos y todo.

Para seguir adelante, tenemos que comenzar absolviéndonos a nosotros mismos de nuestra ignorancia. Si encuentras difícil aceptarte a ti mismo con todas tus manías y defectos, comienza por aceptar y amar a los demás. Empieza con los más cercanos a ti: tu familia, amigos, y compañeros de trabajo. Cuando creas un lugar de refugio para una persona, automáticamente creas el mismo lugar para ti mismo. Si necesitas más confianza y seguridad, entonces amplía tu círculo de aceptación hacia todos a tu alrededor. Si eso todavía no es suficiente, si todavía no sientes una seguridad inquebrantable, entonces crea un lugar de refugio para todos y todo. No juzgues a nadie, ama a todos.

Entonces, tal vez por primera vez, encontrarás un reino interior de paz en medio de tu propia isla paradisíaca.

En amor y gozo,

Nayaswami Jyotish

 

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