Santos y Frutillas Silvestres

Santos y Frutillas Silvestres

6 Noviembre de 2020

“Un momento en la compañía de un santo puede ser tu balsa en el océano del engaño.” Esta declaración de las escrituras de la India es citada a menudo, pero no siempre comprendida en su totalidad. El significado más profundo es buscar la compañía de santos no solo en un nivel exterior, sino lo que es más importante, en un nivel interior.

Hay una historia real acerca de un devoto de Suiza que había leído Autobiografía de un Yogui poco después de que el Maestro dejó su cuerpo. Aunque estaba muy inspirado por el libro, igual buscaba un guía espiritual vivo para que lo instruyese.

Una tarde vio que un reconocido santo de la India, Swami Ramdas (pulse aquí para ver el enlace en inglés), estaba dando una charla en una ciudad cercana. El hombre fue entusiasmado a la conferencia, esperando que Ramdas resultase ser el gurú que estaba buscando. Luego del satsang se acercó al swami y le dijo, “Señor, quiero ser su discípulo.”

Al ser un verdadero santo, Ramdas podía ver el sendero a Dios del buscador, y respondió, “Yo no soy tu gurú. Yogananda es tu gurú.”

“Pero,” protestó el hombre, “Yogananda está muerto.”

“No,” dijo Ramdas enfáticamente, “Yogananda está vivo. eres el que está muerto.”

Afortunadamente para él, este hombre siguió el consejo de Ramdas y se convirtió en un dedicado discípulo de Yogananda; su vida fue de gran realización espiritual.

¿Cómo mantenemos la compañía interior de los santos, para que puedan ayudarnos a cruzar el océano del engaño?

Primero, trata de mantener tus pensamientos y sentimientos siempre enfocados en el gurú: sus ojos, su rostro, sus palabras, su voz, su vibración. Intenta alinear tus pensamientos y acciones con él.

Canta interiormente al gurú, o a otro aspecto de Dios, a lo largo del día. Unos de mis cantos favoritos de Yoganandaji es “Deliver Us from Delusion (pulse aquí para ver el video en inglés).” Comienza con estas líneas: “Piensa en tu corazón, en los pies de loto de tu gurú, Si quieres cruzar el océano el engaño.” Cantar estas palabras silenciosamente despertará devoción en tu corazón, y atraerá una respuesta divina.

Comparte tus experiencias diarias con tu gurú. Puedes pensar con él, “Oh, de qué forma hermosa está jugando la luz del sol con esas hojas,” o, “Siento haber hablado en forma tan dura con esa persona. Por favor ayúdame a hacerlo mejor.”

Busca formas para servir como su canal para ayudar a los demás. Incluso una sonrisa amable a un desconocido que se ve desconsolado puede acercar la presencia del gurú.

Por último, siente la presencia de tu gurú diariamente en meditación. Cuando la mente está quieta y el corazón calmo, llámalo repetidamente, “Revélate.” Sé profundamente consciente de la respuesta que sientas, y mantén esa sensación a lo largo del día.

Los santos nos dicen que siempre están presentes justo detrás de nuestros pensamientos y sentimientos. Voy a compartir algo hermoso que me ocurrió recientemente con respecto a esto. Cuando Swami Kriyananda estaba viviendo en Ananda Village, al final de la tarde solía invitarnos a Jyotish y a mí a su casa a tomar una taza de té con él y a caminar por los jardines del Crystal Hermitage (pulse aquí para ver en inglés).

Por el camino que tomábamos habitualmente, había muchas plantas de frutillas silvestres. Swamiji amaba las frutillitas, porque le recordaban a las bayas silvestres que él y su hermano recogían cuando eran niños en los bosques de Rumania, donde creció.

swami ram das and the story of yogananda being guru and story of swami kriyananda and devi with strawberries

Jyotish, u otros que estaban presentes, caminaban junto a Swamiji, mientras yo me adelantaba a recoger las frutillas rojo brillante para él que las disfrute. Se convirtió en un juego con nosotros, y el comía cada frutita con exagerado placer. Después de que Swamiji falleció en 2013, noté con algo de tristeza que las plantas de frutillas ya no daban frutos.

Hace algunas semanas tuvimos un día de trabajo de la comunidad en Ananda Village (pulse aquí para ver el enlace en inglés). Esa mañana mi tarea era desmalezar y limpiar los canteros en los jardines del Crystal Hermitage. Mientras trabajaba, me mantuve pensando en Swamiji, evocando muchos recuerdos hermosos del tiempo que pasamos en su compañía allí.

Luego de varias horas de desmalezar y arrancar plantas muertas, miré hacia arriba. Al final del sector donde había estado trabajando, divisé dos plantas pequeñas de frutillas silvestres que nunca antes había visto, y… ¡estaban cubiertas de frutillas silvestres rojo brillante!

Mientras recogía las frutillas y las ofrecía silenciosamente a Swamiji antes de comerlas, pude sentir su sonrisa en mi corazón. En esos momentos los santos nos ayudan a cruzar el océano del engaño y alcanzar las playas eternas del amor y gozo divinos donde moran.

Con gratitud,

Nayaswami Devi

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