por Nayaswami Pushpa
Paramhansa Yogananda decía que el ego es “el alma identificada con el cuerpo”. El plano físico ofrece mucho entretenimiento, y es fácil quedar atrapado en él y apegado al drama. A los humanos nos encantan las buenas historias. Constantemente nos contamos historias sobre nosotros mismos, y sobre otras personas y situaciones, ¡la mayoría de las cuales se formaron en nuestra imaginación! Por desgracia, estas historias a menudo estimulan reacciones negativas y conducen a la infelicidad.
La palabra sánscrita smritti significa recuerdo divino. En el camino espiritual buscamos constantemente abrirnos paso a través de la niebla de la dualidad y recordar quiénes somos realmente. A través de la meditación profunda y regular redescubriremos la verdad de que somos una chispa de luz divina, que aparece atenuada debido a nuestros apegos, nuestros gustos y aversiones, y nuestras historias y autodefiniciones.
Entonces, ¿a qué estamos renunciando? Estamos renunciando al manojo de falsas autodefiniciones (proporcionadas sin esfuerzo por el ego), ¡para que podamos recibir plenamente el amor de Dios!
Oración
“Señor, ayúdame a ver que en ninguna experiencia exterior encontraré jamás la plenitud. Todo lo que mi corazón ha buscado me espera en Ti”.
