Principios Que Unifican

29 de Junio de 2017

John Ball fue un escritor muy respetado, y amigo de Swami Kriyananda y muchos de nosotros en Ananda. Su libro más famoso, En el Calor de la Noche, obtuvo varios premios literarios y luego fue convertido en una película que ganó cuatro Oscars en 1967, incluyendo Mejor Película. Él disfrutaba tanto Ananda Village que el escenario para uno de sus libros, Problemas para Tallon, era una comunidad parecida a Ananda.

Aunque era principalmente un escritor de novelas de misterio, de vez en cuando expresaba su lado profundamente espiritual. Uno de sus muchos libros, El Decimocuarto Punto, se apartó de su género habitual de crimen para indagar en un tema religioso. Tiene una premisa fascinante: Se lleva a cabo una conferencia de líderes de las principales religiones, cuyo propósito es encontrar una declaración unificadora en la que todos ellos puedan estar de acuerdo y publicar. Luego de varios días, tienen que admitir la derrota porque cada declaración que tienen en común parece estar en conflicto las creencias de al menos una religión. Finalmente, con los hombros caídos, comienzan a abandonar la sala de conferencias, cuando uno de ellos se desploma junto a la puerta. Inmediatamente, todos se apuran para ayudar y, momentos después se recupera. Pronto se dan cuenta de que se han topado con un principio aceptable universalmente: la santidad de la vida y el impulso instintivo de ayudar a alguien necesitado.

A medida que profundizamos más allá de las cosas que nos separan, encontramos nuestra espiritualidad innata esperando pacientemente. Más allá de la diversidad, comenzamos a ver la unidad. ¿Cómo podríamos no hacerlo, si estamos todos creados por el mismo Dios? La otra tarde, durante uno de nuestros webinarios semanales, un asistente hizo una pregunta que oímos a menudo: “Me gustan estas enseñanzas, pero no puedo entender cómo es posible amar a todos.”

Si somos sinceros con nosotros mismos, reconoceremos que ciertas personas o situaciones nos molestan. Cuando alguien hace algo hiriente, la reacción típica es retribuirlo haciendo algo negativo. Pero si nos damos cuenta de que la discordia es una especie de virus mental, vemos que es principalmente a nosotros mismos—a nuestras mentes y corazones—a los que infectamos siempre que estamos negativos. Y si la amabilidad es una cura, entonces cuando devolvemos amor curamos a nuestra propia consciencia. Cuando los demás te hieren, intenta revertir la energía, ya que sólo la luz puede disipar la oscuridad; sólo el amor puede curar al odio.

Si buscamos principios universales en nuestro interior, especialmente cuando la mente y el corazón están calmos por medio de la meditación, pronto encontraremos la actitud correcta. Entrégate profundamente a tu ser interior y encontrarás un océano de amor universal, profunda paz, y dicha infinita. Swami Kriyananda dijo, “La naturaleza del gozo es querer compartirse a sí mismo.” Luego de que te conectes con tu propia divinidad innata, irrádiala: primero a los amigos y seres queridos, luego en círculos que se expanden hacia los necesitados, y finalmente, a todos en la tierra.

Cuando hayas expandido tu aura de esta manera, te resultará fácil enviar amor incluso a los que te han herido. A medida que lo hagas, puedes comenzar a despojarte de la carga de la ira, el dolor y el resentimiento que puedes haber estado cargando por muchos años. Amar a los demás, aunque sean imperfectos, también te ayudará a sentir al amor por todos siempre presente de la Madre Divina, sin importar que hayan sido buenos o malos.

Finalmente, cuando estés centrado en tu Ser expandido, te darás cuenta de que alguien que está actuando mal está simplemente enfermo y se ha desplomado junto a la puerta, e instintivamente te acercarás rápido para ayudar.

En libertad,

Nayaswami Jyotish

 

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