¿Por qué Nuestros Planes Salen Mal?

26 de Noviembre 2015

“Realmente no quería hacer este viaje, porque me gusta estar solo y no rodeado de un montón de gente, pero un amigo me convenció para venir, así que aquí estoy”, dijo el joven un poco avergonzado.

Fue un comentario extraño, y uno que destacó entre los diferentes comentarios que otros estaban compartiendo durante el círculo de apertura de nuestra peregrinación a la cueva de Babaji. La mayoría de la gente decía cosas como: “Es tan maravilloso estar juntos con este grupo”, o, “he estado esperando este viaje desde hace muchos años.”

Durante la peregrinación no tuvimos la oportunidad de hablar en privado con este joven (vamos a llamarlo “Prem”) para ver cómo estaba, así que nunca nos enteramos cómo fue su experiencia hasta que lo vimos unas semanas más tarde.

Esta es la historia que compartió: “Había planeado hacer cuatro cosas durante la peregrinación. En primer lugar, aunque soy un caminante rápido, quería quedarme atrás del grupo, para poder pensar en Babaji y no tener que hablar con nadie mientras subíamos. Luego, al llegar a la cueva quería sentarme solo y meditar profundamente. Después de eso, quería caminar solo en las colinas alrededor de la cueva, y finalmente había planeado descender rápidamente solo y en el silencio”.

Con una sonrisa dulce, Prem continuó: “Ninguna de estas cosas sucedió. Tan pronto como empezamos a subir, uno de los líderes me dijo: “Prem, tu caminas muy rápido. ¿Puedes subir rápidamente y llevar el armonio al lugar debajo de la cueva donde cantamos y meditamos?” Acepté, aunque por dentro estaba reacio, pensando que al menos esto sería de ayuda para los demás.

“Luego, cuando me senté a meditar, alguien que se sentó muy cerca de mí comenzó a tener calambres en las piernas y se movió todo el tiempo. En lugar de una meditación profunda, pasé la mayor parte del tiempo orando a Babaji para que ayudara a esta persona.”

“Después, cuando planeé para vagar en las colinas, alguien me preguntó si podía dirigir el canto para los peregrinos en el punto de espera, debajo de la cueva. Una vez más sentí resistencia, pero canté con Babaji en mi corazón.

“Finalmente, cuando estaba empezando a descender, uno de los líderes me dijo: ‘Priti está teniendo problemas en las rodillas. ¿Podrías caminar con ella para asegurarnos de que está bien?’ Me di cuenta de que realmente tenia dolor, así que estuve de acuerdo en ayudar.”

Con alegría en sus ojos, Prem concluyó: “Todo lo que planeé no salió como esperaba, pero estoy muy contento de haber ido.”

Los planes de Dios tienen su raiz en el amor.

Los planes de Dios tienen su raiz en el amor.

Los planes que hacemos para nosotros mismos, están a menudo limitados por ideas preconcebidas de cómo pensamos que las cosas deberían ser. Pero las intenciones de Dios para nosotros están perfectamente diseñadas para nuestro crecimiento espiritual.

Los planes de Dios siempre tienen sus raíces en el amor: amor del Gurú al discípulo, el amor a nuestros seres queridos, el amor a un extraño en necesidad, o el amor para quienes se ven a sí mismos como nuestros enemigos. Si queremos sentir Su presencia, debemos dejar de lado nuestros planes y entrar en este flujo de amor, aunque no sepamos exactamente a dónde Su corriente nos llevará.

En esta temporada de Acción de Gracias, deseo que podamos estar agradecidos por toda oportunidad, sin importar lo inconveniente que puedan parecer a primera vista, para aceptar el plan de Dios con consciencia, y ofrecer amor y bondad divina a todos.

Tu amiga en Dios,

Nayaswami Devi

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