Peregrinaje A La Cueva de Babaji

20 de Noviembre, 2014

babajis-caveRecientemente hicimos un peregrinaje a la cueva de Babaji. Había cuarenta y cinco peregrinos en el viaje, y la mayoría de nosotros estábamos viendo ese lugar sagrado por la primera vez. Fue aquí, en esta pequeña cueva recluida en el medio de la nada (y del todo) que nuestra línea nació. A partir de esta cueva tan pequeña, la ciencia del Kriya Yoga se ha esparcido a todo el globo. Fue aquí que Lahiri Mahasaya recibió no sólo iniciación en Kriya, sino que también el encargo de entregárselo a las masas de almas espiritualmente hambrientas. La Autobiografía de un Yogui relata que Babaji le dijo: “Hubo un gran propósito en el hecho de que no me encontraste en esta vida hasta que ya eras un hombre casado, con responsabilidades modestas. Debes dejar de lado tus pensamientos de unirte a nuestra banda secreta en los Himalayas; tu vida se desplegará en medio de las multitudes, sirviendo como un ejemplo del yogui ideal como cabeza de familia.”

Esta fue mi primera oportunidad de pasar tiempo en los Himalayas, aunque desde hace mucho visitan mis sueños, mis meditaciones, y mis pinturas. El área alrededor de Ranikhet y la montaña Drongiri fue la escena de muchas de las historias del Mahabharata, especialmente las que se refieren a los hermanos Pándavas, y hay una cierta magia espiritual en esta área. Fue aquí que estos grandes guerreros espirituales pasaron sus trece años de exilio escondidos, y luego aquí vivieron por muchos años antes de dejar este mundo. No es gran sorpresa que Babaji/Krishna eligiera vivir aquí, también oculto de los ojos del mundo. Siento que, en vidas pasadas, he estado conectado tanto a esta línea como a esta área.

Más allá de la historia y de las vibraciones sagradas de esta área, uno puede también sentir que las mismas montañas están vivas y conscientes. Hay una bendición palpable que calma y relaja la mente cuando uno las mira. Día tras día, al estar aquí, nuestras preocupaciones desaparecían, una profunda paz y felicidad se internaba en nuestros huesos, y nuestras meditaciones se remontaban. Como dice la canción de Swamiji, “Canales:” “Las montañas, remotas y silenciosas, nos insinúan la existencia de mundos elevados invisibles. Sean así nuestras vidas: altas y serenas.”

Existen ambientes especiales, que han sido inhabitados durante mucho tiempo por santos de muchos senderos, que ayudan a los yoguis. El desierto es sagrado porque está limpio de vibraciones mundanas. El océano es espiritualmente elevador gracias a su vastedad, y es una buena práctica el mirar a la línea del horizonte, donde el océano se junta con el cielo. Esto ayuda a despertar la superconsciencia.

Pero no hay ambiente que sea tan buscado por nuestros grandes maestros como las montañas, especialmente en los Himalayas. Una de las primeras experiencias espirituales de Yogananda fue el ver los rostros de yoguis de los Himalayas durante una meditación, y luego verlos disolviéndose en la luz pura de Dios. La orden de Swamis de nuestro Maestro era la rama Giri, o montaña, y los hogares de Swami Kriyananda se situaban habitualmente en zonas montañosas con vistas vastas que ayudaban a expandir la consciencia. En las colinas es donde su cuerpo seguirá residiendo, en el Moksha Mandir en Crystal Hermitage, a los pies de las Montañas de Sierra Nevada, en California.

Sé que esta no será la última vez que los Himayalas me verán lentamente haciendo camino hacia ellos; ni, me parece, mi última visita a la cueva de Babaji. Es un imán que ha capturado mi corazón.

En dicha,
Nayaswami Jyotish.

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