Mi Cuerpo Tocó Ese Suelo

Mi Cuerpo Tocó Ese Suelo

16 de septiembre de 2022 

Devi y yo estamos otra vez en India luego de una ausencia de más de tres años. Aquí hay un sentido palpable de lo Divino, que Paramhansa Yogananda destacó el 7 de marzo de 1952, cuando pronuncio las últimas palabras de su encarnación. Swami Kriyananda relató ese evento trascendental en El Nuevo Sendero (pulsa aquí para ver el enlace en inglés):

Estaba programado que el Maestro hablase después del banquete. Su breve charla fue tan dulce, casi tierna, que creo que todos los presentes se sintieron abrazados en la telaraña de su amor. Habló cálidamente de India y de Estados Unidos, y de sus respectivas contribuciones a la paz mundial y al verdadero progreso humano. Habló de su futura cooperación. Por último leyó su hermoso poema, “Mi India (pulsa aquí para ver el enlace en inglés).”

A lo largo de su discurso yo esta ocupado registrando sus palabras, manteniendo mis ojos en mi cuaderno. Llegó a las últimas líneas de su poema:

Donde el Ganges, los bosques, las cuevas del Himalaya y los hombres sueñan con Dios.

Estoy santificado; ¡mi cuerpo tocó ese suelo!

Suelo se convirtió en un largo suspiro. De repente, de todos lados del salón se oyó un fuerte grito.

Aunque hemos estado aquí solo unos pocos días, en un plano sutil, yo, también, me siento santificado de que mis pies estén tocando esta tierra sagrada. Uno puede sentir una santidad esquiva en el aire mismo de esta tierra. Swami Kriyananda escribe, “Dios elige a los que lo eligen a Él.” Una y otra vez a lo largo de la larga noche de los tiempos, grandes almas que han habitado India han elegido a Dios.

No son solo los grandes santos los que enfocan su vida en torno a una relación con lo Divino. El jefe de nuestra obra de caridad en Brindaban (pulsa aquí para ver el enlace en inglés), que se ocupa de miles de madres viudas, nos contó esta historia:

Uno de los cuidadores se encontró con una anciana que estaba bastante molesta, y murmuraba para sí misma, “Él no ha comido en dos días, y me está dando mucha hambre. Voy a tener que agarrar un palo y golpearlo hasta que acceda a comer. No sé qué hacer con ese travieso Krishna.” Ella había hecho un voto, como ven, de alimentar a su amado Krishna antes de comer ella misma.

El Maestro empieza su gran libro, Autobiografía de un Yogui, con estas palabras, “Los rasgos característicos de la cultura india han sido desde hace mucho tiempo la búsqueda de las verdades fundamentales y la concomitante relación gurú-discípulo.”

Paramhansa Yogananda en el Ganges durante su visita de regreso a India en 1935.

Mientras escribo esto, es el 12 de septiembre, el aniversario del encuentro de Swami Kriyananda con Yogananda (pulsa aquí para ver el video en inglés). Swamiji nos mostró, de la manera más clara posible, cómo atraer la gracia de Dios. Cuando se arrodilló por primera vez a los pies de su gurú, murmuró estas simples palabras que atraen la gracias de Dios, pero que cambian la vida: “Quiero ser tu discípulo.”

Esas palabras encantadas son, por supuesto, solo el primer paso: una afirmación que comienza el proceso de transformación. Luego deben ser reforzadas por la disciplina del discipulado, por la práctica diaria de la meditación, y por una profunda auto entrega. Esto, también, lo modeló Swami Kriyananda para nosotros en todas las formas imaginables. Su discipulado con el Maestro se convirtió en el mismísimo centro de su autodefinición.

Todos podemos elegir hacer lo mismo. Esa devota de Krishna ofreció su amor en forma de comida física. Pero los yoguis deben ofrecer el ego mismo a Dios. Con el tiempo, a medida que lo hacemos, los velos de la separación de vuelven cada vez más transparentes. Entonces, nuestras vidas, también se vuelven santificadas.

En amistad divina,

Nayaswami Jyotish

 

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