Más Que una Madre

Más Que una Madre

 12 de marzo de 2021

La semana pasada Jyotish escribió que el blog “Celebraciones” marcó su entrega número doscientos. Bien, amigos, este es mi doscientos, haciendo un total de cuatrocientos blogs que hemos compartido desde que comenzamos a escribirlos en 2013. Gracias a todos ustedes por su apoyo.

Hubo otro evento mucho más importante que también tuvo lugar la semana pasada. El 7 de marzo celebramos el aniversario del mahasamadhi de Yoganandaji (pulse aquí para ver el video en inglés), su salida consciente final del cuerpo, en 1952. El momento fue perfecto tanto para celebrar la vida del Maestro como para alcanzar este hito con nuestros blogs, ya que estas entregas fueron todas hechas en servicio a él.

Swami Kriyananda escribió acerca del fallecimiento del Maestro en su autobiografía El Nuevo Sendero:

Trajeron el cuerpo del Maestro a Mt. Washington y lo ubicaron con amor en su cama. [Los monjes] ingresaron de a uno, llorando, y se arrodillaron junto a su cama.

“¡Madre!” gritó Joseph [uno de los monjes]. “¡Oh, Madre!” De hecho, el Maestro había sido una madre para todos nosotros—ah, ¡y cuánto más que una madre!

Esa frase, “¡cuánto más que una madre!” siguió resonando en mi mente. Comencé a pensar acerca de cómo el gurú expresa la relación humana madre-hijo, pero la expande a lo horizontes ilimitados de la comunión del alma.

¿Cuáles son algunas de las cualidades de una madre que son expresadas en forma exaltada por el gurú?

Primero, hay una expansión del amor humano hacia el amor divino. A medida que nuestra alma se mueve de vida en vida, tenemos diferentes madres que cuidan de nosotros en cada una de nuestras muchas encarnaciones. Formamos lazos de amor con ellas que luego se desvanecen con la separación inevitable de la muerte.

Pero cada alma tiene solo un gurú ordenado por Dios que nos guía eternamente a través de las sucesivas encarnaciones. Su mensaje eterno para cada uno de nosotros, escribió Swamiji, es este: “Siempre te amo, a través de ciclos interminables de tiempo, incondicionalmente, sin ningún deseo excepto tu felicidad, para siempre, en Dios.” Esta clase de amor—eterno e inmutable—esta enraizado en la base misma de la creación.

Otra cualidad expandida es la paciencia. Nuestra madre humana observa mientras aprendemos a hablar titubeando, a caminar, y a usar nuestros cuerpos. Cuando nos caemos, ella nos recoge y nos pone de nuevo sobre nuestros pies, estabilizándonos hasta que podemos caminar nuevamente hacia adelante con seguridad.

Así es con el gurú, pero mucho más. La paciencia del gurú debe durar por muchas vidas, ya que apoya nuestros esfuerzos para caminar en el sendero espiritual. Cuando tambaleamos, o marchamos en la dirección equivocada (como hacemos todos inevitablemente), no hay juicio de su parte. Pacientemente y con infinito cuidado, él nos ayuda a volver a pararnos sobre nuestros pies y a retomar el viaje hacia Dios.

Y el gurú espera. Espera hasta que estamos listos para devolver su amor—sin importar cuánto tiempo tome. El Maestro escribe en Autobiografía de un Yogui, acerca del encuentro con su gurú, Swami Sri Yukteswar: “¡Querido mío, has venido a mí!”. Mi gurú profería estas palabras una y otra vez en bengalí, su voz temblaba de alegría. “¡Cuántos años te he esperado!”.

La madre humana también ofrece a su hijo guía acerca de cómo vivir de una forma que le dé felicidad. Sin embargo, su instrucción a menudo está limitada por su propia falta de conocimiento profundo. La guía enraizada en el ego no nos puede dar la realización que estamos buscando.

En contraste, el gurú ofrece su sabiduría y enseñanzas basadas en verdades universales eternas, en técnicas probadas a lo largo del tiempo, y en su propia experiencia. MeditaciónKriya Yogaactitud correcta (pulse aquí para ver el enlace en inglés)—todas estas son ofrecidas para guiar a nuestras almas hacia la unión con Dios.

En vez de buscar protegernos de las consecuencias de nuestros actos, el gurú trabaja con un entendimiento de la Ley del Karma. Él nos guía a través del sufrimiento causado por nuestros errores pasados, y nos muestra cómo comenzar a liberarnos a nosotros mismos de viejos patrones kármicos.

Por último, si el gurú es “más que una madre” para nosotros, ¿cómo podemos ser “más que un hijo” para el gurú? En India la palabra para discípulo es “chela,” o “hijo”: un hijo o hija espiritual del gurú. Podemos amar, respetar y servir a nuestra madre humana, pero madre e hijo siempre deben permanecer como seres separados.

Sin embargo, en el caso de nuestro gurú, si nos ofrecemos a nosotros mismos de todo corazón con confianza, fe y entrega profundas, encontramos que gurú y chela pueden convertirse en uno. Entonces el gurú, que es más que una madre—más que un padre, amigo, o amado—nos muestra que siempre somos uno con el amor y gozo infinitos de Dios.

En reverencia y gratitud,

Nayaswami Devi

 

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