Los Ladrones de la Felicidad

La Universidad de Yale, en Estados Unidos, recientemente ofreció un curso que resultó ser el más popular que se haya impartido allí. El tema era “La Felicidad.” Un cuarto del alumnado—1200 estudiantes—se inscribieron, y para las clases, se necesitó del auditorio más amplio de la Universidad.

¿Por qué tanto interés? Un estudiante dijo, “En realidad, muchos de nosotros estamos nerviosos, estresados, infelices, e insensibilizados.” Desafortunadamente, esta declaración no se limita a los estudiantes de Yale. La complejidad y el ritmo acelerado de la vida, la competición exacerbada, y el creciente aislamiento humano, nos están robando la paz mental. Como resultado, la gente se encuentra desesperada por encontrar esa cualidad que es la más escurridiza en la vida: la felicidad.

Paramhansa Yogananda ha escrito acerca de lo que llamó “ladrones de la felicidad”—patrones de conducta que roban nuestra dicha. Veamos algunos de estos “ladrones,” y cómo podemos alistar a nuestras “Patrullas del Alma” para alejarlos.

Ladrón #1: Los Hábitos Negativos. Cuando expresamos repetidamente cualidades como la ira, el interés en uno mismo, o la pereza, se vuelven predeterminadas en nuestro cerebro. Cuanto más tiempo permitamos a estos hábitos seguir sin ser controlados, más arraigados se volverán. Sin embargo, podemos llamar a nuestra Patrulla del Alma de la “Libertad de los Malos Hábitos” para combatirlos con energía y fuerza de voluntad. Expresando sus opuestos—amabilidad, generosidad, o actividad dinámica—comenzamos a establecer nuevas vías neuronales que nos permiten vivir con más dicha.

Ladrón #2: Hablar Negativamente de Otros. En este mundo, todo y todos son una mezcla de cualidades buenas y malas. Esa es la naturaleza de la dualidad. Si descubres que tienes la tendencia de hablar mal de los demás, date cuenta de que esto está disminuyendo tu propia felicidad. Llama a la Patrulla del Alma para “Ver lo positivo en Todo,” y comienza a hablar acerca de lo que es bueno en las personas que te rodean. Descubrirás un cambio en tu perspectiva, como un rayo de luz iluminando tu mente, que traerá una sensación de libertad y gozo.

Ladrón #3: Preocuparse. Si estás a menudo en un estado de ansiedad sobre lo que puede suceder en el futuro, llama a la Patrulla del Alma de “Determinación para tener Paz Mental.” Yogananda ha escrito, “La felicidad no llega, simplemente por desearla, sino pensando en ella y viviéndola en toda circunstancia. No importa que estés haciendo, mantén el flujo de la felicidad fluyendo debajo de las arenas de tus pensamientos y de los suelos rocosos de las dificultades.”

Voy a terminar con una historia real que nos contó un amigo querido en India. Él y su familia son discípulos directos de la gran santa Anandamayi Ma, que a menudo se quedaba con ellos en su casa.

Nuestro amigo una vez contrajo disentería cuando tenía dieciséis años. Su estado empeoró, y tuvo que ser hospitalizado. Nada de lo que hizo el equipo médico parecía ayudar; su dolor y debilidad se incrementaban diariamente. Finalmente, los doctores le dijeron a él y a su familia que no había nada más que pudiesen hacer: no iba a sobrevivir.

Nuestro amigo yacía en la cama, demasiado débil como para moverse, abrumado por el dolor, y con lágrimas cayendo por sus mejillas. En ese momento, Anandamayi Ma entró en su habitación del hospital.

Ella dijo, “Hijo, no puedo ayudarte si sigues tan infeliz. Necesitas dejar de llorar, y sonríe para mí.”

Él respondió débilmente, “Ma, ¿cómo puedo sonreír ahora?”

“Inténtalo,” dijo ella.

Reuniendo la poca fuerza que le quedaba, se forzó a sí mismo para dejar de llorar, y sonrió a Ma, débilmente. Inmediatamente ella comenzó a frotarle el cuerpo con sus manos, y él sintió energía y sanación fluyendo por él. Para la sorpresa de todos, en pocos días recobró la salud completamente.

Para atraer la gracia divina, que es la fuente de la felicidad verdadera y duradera, necesitamos poner de nuestra parte. Encuentra la fuerza necesaria, para alcanzar la felicidad, y Dios hará el resto. Entonces los ladrones de la felicidad huirán, para no volver jamás.

Con gozo,

Nayaswami Devi

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