Segundo Capítulo – Las Edades de la Civilización

open-orange-dalia-1024x911Hacia el final del siglo XIX, un hombre con excepcionales méritos como estudioso y sabio, escribió un libro titulado La Ciencia Sagrada. Swami Sri Yukteswar, de Serampore, Bengala, era un hombre dotado de una comprensión profunda. Era también un erudito en la antigua tradición de la India, que incluye el cuerpo de sabiduría más antiguo conocido por el hombre, gran parte de la cual es anterior a la historia tal como la conocemos actualmente. En su libro afirma que, según un sistema cronológico que fue establecido por astrónomos de la antigüedad, nuestra tierra ha entrado en una nueva era y bastante recientemente.

Su libro apareció en 1894 d.C. En él describe la cronología antigua y corrige ciertas interpretaciones erróneas de dicha cronología que se habían introducido en los últimos siglos.

Hace mucho tiempo, en la India, como en otras civilizaciones antiguas, se enseñaba que la tierra pasa por cuatro eras sucesivas. Como es comprensible, los eruditos occidentales no están de acuerdo con estas tradiciones. Pero, sorprendentemente, Sri Yukteswar les da un soporte científico. Hay que tener en cuenta, además, que distintas civilizaciones de los tiempos antiguos tenían tradiciones similares.

En la India, a estas eras se les denominó, Satya Yuga (también Krita Yuga), la era espiritual; Treta Yuga, la era mental; Dwapara Yuga, la era de la energía; y Kali Yuga, la era oscura. De Kali Yuga se decía que era una edad de ignorancia espiritual en que la humanidad en general vive esclava de la materia. Según Sri Yukteswar, la humanidad ha salido recientemente de la era de Kali Yuga.

Otras civilizaciones antiguas han dado diferentes nombres a sus cuatro edades. Los egipcios las llamaron las edades de los dioses, semidioses, héroes y hombres. Los griegos las llamaron las edades de oro, plata, bronce y hierro. Curiosamente, según todas estas tradiciones, la humanidad de los tiempos históricos vivía en la última e inferior de estas edades.

Actualmente, cuando la gente tiene conocimiento de esas tradiciones antiguas, las descarta condescendientemente por mitológicas. Quizá al afirmar que vivimos en la era más oscura, añadan a su cínica reacción algún dicho al estilo de, “¿Qué hay de nuevo bajo el sol?”. Por supuesto en la India también se cree que todavía vivimos en la era más oscura. ¿Qué otra cosa mejor (concluyen nuestros modernos escépticos) podría habernos legado nuestra historia primitiva?

Sin embargo Sri Yukteswar anunció que el mundo dejó realmente la edad oscura, o Kali Yuga, recientemente y entró en la siguiente edad de Dwapara Yuga. Pues dijo que el anterior descenso desde las edades más elevadas a las edades inferiores, es sólo parte de una pauta cíclica. Después de Dwapara (la edad de bronce de los griegos y la edad heroica de los egipcios) vendrá de nuevo Treta, la edad de plata o edad de los “semidioses” y después otra vez Satya Yuga, la edad de oro y la edad de los dioses.

Para nosotros el interés más inmediato es el hecho de que Sri Yukteswar dijo que Dwapara es una era de energía. También en la tradición del antiguo Egipto la edad que está por encima de la edad del hombre es la de los héroes, una descripción que así mismo sugiere energía. Y la tradición griega de una edad de bronce hace pensar en el cobre, el bronce es una aleación del cobre. Como sabemos, el cobre es el elemento utilizado actualmente para transmitir la electricidad.

Curiosamente, ciertos artefactos y bajorrelieves descubiertos en distintas partes del mundo, sugieren que el hombre antiguo quizá conoció y utilizó la electricidad. Está, por ejemplo, la pila que fue descubierta en el museo de Bagdad por el ingeniero y arqueólogo alemán Wilhelm Kinig. Este vestigio se remonta al año 248 a.C. También en el templo egipcio de Dendera existen bajorrelieves que representan lo que se parece mucho a tubos de descarga de electrones y de plasma.

En la India la tradición que se acepta actualmente es que todavía vivimos en Kali Yuga, la edad oscura. Según esta lectura convencional de los textos, una lectura rechazada con fría lógica por Sri Yukteswar, la humanidad no ha sobrepasado mucho el comienzo de Kali Yuga y está destinada a hundirse todavía más en la ciénaga de la ignorancia y la degradación moral que es producto de esta era. La perspectiva no puede ser más sombría. Según esta interpretación, las cosas continuarán empeorando durante otros 427.000 años. En ese momento es de suponer que el mundo se habrá aniquilado, mientras que otras personas creen que Satya Yuga, la era espiritual, reaparecerá y se iniciará una vez más el proceso eterno de descenso desde el idilio del Edén al desastre estigio.

En contraste con estos lúgubres pronósticos, Sri Yukteswar da una nota verdaderamente feliz. Afirma que, hace varios siglos, se introdujo un grave error de cálculo en el sistema yuga, mucho más antiguo. Dijo que el fallo fue en sí mismo producto del regalo de ignorancia de Kali Yuga a la humanidad.

Sri Yukteswar revela que la verdadera duración de Kali Yuga y de cada una de las demás eras, es mucho más breve que esos terriblemente largos lapsos de tiempo que se les atribuye convencionalmente. En vez de 432.000 años para Kali Yuga, esta era dura sólo 1200 años. La tierra comenzó a salir de Kali Yuga en el año 1600 d.C. y completó su aparición cien años después, en 1700 d.C.

Así como las estrellas palidecen ante el lento amanecer, así el último siglo de Kali Yuga mostró el despertar de esos rayos al acercarse Dwapara Yuga, la edad de la energía. En el año 1700 d.C. experimentamos por así decir las primeras nubes rosadas de Dwapara Yuga. Fueron necesarios doscientos años más para que estos nuevos rayos se fortalecieran hasta el punto de llevar a la tierra a Dwapara Yuga propiamente dicha.

En 1900 d.C., lo que podemos llamar el sol de Dwapara Yuga se elevó realmente sobre el horizonte. La edad de la energía había comenzado.

Lo que hace tan fascinante el análisis de Sri Yukteswar es que se corresponde asombrosamente bien con los hechos objetivos que son conocidos actualmente por la ciencia, pero que eran desconocidos en el momento en que escribió su libro.

Cuando lo escribió, la ciencia todavía no había descubierto que la materia es energía. Y lo que es más sorprendente, la descripción del universo que da Sri Yukteswar, corroborada después por la ciencia en numerosos detalles, era completamente desconocida para los astrónomos de su tiempo.

Afirmaba que la galaxia recibe energía desde su centro, que llamó su “gran centro” o, citando los textos antiguos, el Vishnunabhi o “asiento del poder creativo, Brahma, el magnetismo universal”. Sri Yukteswar describió el movimiento del sol en la galaxia, el efecto energetizador de ese “gran centro” a medida que el sol se acerca a él y el debilitamiento de ese efecto cuando nos alejamos de él. Su libro La Ciencia Sagrada, se escribió y publicó en 1894. Noventa años más tarde los astrónomos descubrieron finalmente una gigantesca emanación de energía desde el centro de la galaxia y también desde el centro de otras galaxias. Todavía hoy prosigue el debate sobre qué puede significar esa masiva fuente de energía. Por supuesto la ciencia sólo puede medir, y por tanto tener conciencia, de las formas de energía más burdas. La energía espiritual está más allá del alcance de los instrumentos físicos.

En la época en que escribió Sri Yukteswar, los científicos ya tenían ciertos conocimientos sobre los movimientos estelares, pero no tenían ni idea de que éstos sucedieran independientemente de nuestro sol. Creían que las estrellas giraban alrededor del sol, que para ellos era el cuerpo más grande que existía en el espacio. No tenían noción de que nuestro sistema estelar es una galaxia. Todavía no se les había ocurrido que la Vía Láctea es simplemente nuestra galaxia vista de canto desde nuestra posición cercana a su borde. No tenían ni la menor idea de las enormes distancias que existen entre las estrellas. Todavía más sorprendente es que creían que el sol era el centro del universo y de un universo bastante más pequeño que éste. Incluso hoy, los astrónomos son escépticos sobre la posibilidad de que exista vida en otro lugar del espacio.

Sólo en 1918 el astrónomo norteamericano Harlow Shapley demostró que el sol es únicamente el centro de nuestro sistema solar. Pero hasta 1924, cuando Edwin Hubble demostró que la llamada nebulosa de Andrómeda era de hecho una galaxia, los astrónomos no comenzaron a darse cuenta de que la Vía Láctea debía ser también una galaxia.

Cuando yo era estudiante en Inglaterra, a mediados de los años 30, fundé con unos cuantos amigos una sociedad de astronomía, nos parecía maravilloso el reciente descubrimiento de que, además de la nuestra, había dos o tres galaxias más en el universo. Hoy, unos años más tarde, se sabe que existen más de 100 billones de galaxias y sospecho que simplemente ¡los astrónomos han dejado de contar!

Sri Yukteswar explicó que el sol, al moverse en su órbita dentro de la galaxia, se acerca y se aleja del “gran centro” galáctico. Cuando se acerca, los poderosos rayos de energía que emanan de ese “gran centro” energetizan el sistema solar y por tanto despiertan la conciencia humana, capacitando a la humanidad en general para comprender, a niveles cada vez más sutiles, el funcionamiento interno del universo. Cuando el sol se aleja del “gran centro”, la conciencia general de la humanidad disminuye gradualmente, haciéndose cada vez menos capaz de comprender las leyes universales, hasta que finalmente, para la humanidad la materia asume la naturaleza de una realidad absoluta, sólida e inmutable.

Lo que despierta la conciencia es la energía. De ahí la correlación entre energía mental y genio. Una elevada energía mental es un signo universal de excepcional inteligencia. Lo contrario también es cierto: una baja energía mental acompaña siempre a la estupidez.

Durante Satya Yuga el género humano en su conjunto es capaz de percibir todo en la creación como “materia mental”, tal como sospechaba Sir James Jeans. En esa edad de oro la mayoría de los seres humanos comprenderán que el universo es una proyección de la conciencia divina.

Por contraste, durante Kali Yuga el género humano en su conjunto es incapaz de percibir la materia sino como la revelan los sentidos. El ser humano se ve forzado, si tiene la sutileza suficiente para reflexionar sobre ello, a atribuir la conciencia a causas materiales o a considerarla totalmente separada y sin relación con la materia. Dios, en la edad oscura, sólo puede ser considerado, como de hecho lo han descrito los teólogos, “totalmente aparte”.

Los sorprendentes conocimientos de Sri Yukteswar, procedentes en parte pero no totalmente, de un sabio estudio de los textos antiguos, revelan realidades universales que eran desconocidas en su época incluso para los científicos más avanzados. Su conocimiento es suficientemente digno de admiración como para merecer ser considerado con respeto. Se debe añadir, además, que existen aspectos de su explicación que todavía no se han comprobado científicamente.

Afirmaba por ejemplo, basándose una vez más en los textos antiguos, que el sol, además de su rotación alrededor de la galaxia (los astrónomos calculan que la duración de una rotación es de aproximadamente doscientos millones de años) se mueve alrededor de su estrella dual. Tal dual todavía no se ha descubierto. Pero hay que hacer notar que los astrónomos están comenzando a preguntarse sobre la posibilidad de que exista tal dual.

Hace varios años distintos periódicos estadounidenses y de otros países recogían la teoría de ciertos astrónomos de que podía existir realmente la hermana del sol. Afirmaban que la existencia de esta dual explicaría ciertas excentricidades en los movimientos de los planetas exteriores de nuestro sistema solar. Por supuesto es bien conocido que muchas estrellas tienen duales. Si esta hermana del sol llega a descubrirse, los astrónomos afirman que probablemente será una estrella “apagada”.

Sri Yukteswar también afirmaba que el tiempo que tarda el sol en recorrer la órbita alrededor de su dual es de 24.000 años. Explicó que este giro coincide con una precesión completa del equinoccio, desde 0º en Aries hacia atrás, a través de Piscis, Acuario, etc. para regresar a 0º en Aries.

Ya que la precesión del equinoccio es un fenómeno desconocido para la mayoría de las personas, permitidme que lo explique aquí brevemente.

El sol, la luna y los planetas, aparentemente giran alrededor de la tierra. Por supuesto sólo la luna orbita realmente la tierra, pero para los ojos humanos todos ellos parecen hacerlo así. (Aquí estamos ocupándonos de apariencias). Detrás de estos cuerpos en movimiento y formando una especie de telón de fondo, están las constelaciones o signos del zodiaco. Cada constelación consiste en una configuración de lejanas estrellas; desde hace mucho tiempo se cree que, tomadas en conjunto, emanan de ellas ciertas influencias psíquicas. La astronomía moderna acepta estas constelaciones sólo por conveniencia y no porque crea en esas influencias. Las constelaciones son simplemente una forma tradicional, establecida desde hace mucho tiempo, de dividir el firmamento.

Si bien existen muchas constelaciones en el firmamento, las que constituyen el zodiaco y por delante de las cuales se mueven el sol, la luna y los planetas de nuestro sistema solar, son solamente doce.

El momento en que el sol atraviesa el Ecuador en su movimiento desde el hemisferio Sur al Norte, marca el comienzo de la primavera. Este punto vernal se produce el, o cerca del, 21 de Marzo de cada año. En un signo o constelación, el grado con el cual el sol pasa por este punto varía ligeramente cada año, moviéndose una fracción de grado hacia atrás. Las efemérides actuales siempre marcan el punto vernal en 0º Aries, es decir, al comienzo de la constelación Aries. No obstante esto es una convención con fines prácticos. Todos los años, desde hace unos 1500, el punto vernal retrocede levemente hacia Piscis, el signo inmediatamente anterior a Aries. Dentro de aproximadamente 300 años alcanzará 0º Piscis y comenzará a retroceder hacia el signo Acuario. Ésta es la razón por la que a veces la gente se refiere a la época actual como la Era de Acuario, aunque de hecho están precipitándose. El sol todavía no ha alcanzado ese punto en el equinoccio de primavera.

Los astrónomos afirman que la precesión equinoccial emplea alrededor de 25.800 años en completar una vuelta al zodiaco. Sus explicaciones de esta precesión se basan en el hecho de que la Tierra tiene un movimiento oscilatorio alrededor de su eje. Sri Yukteswar relaciona la precesión con el movimiento del sol alrededor de su dual. Hasta ahora nadie ha hecho un intento serio por comparar estos distintos fenómenos, en parte porque todavía no se ha probado el movimiento del sol alrededor de su dual. Quizá la disparidad entre los 25.800 años calculados por los astrónomos y los 24.000 de Sri Yukteswar, se deba a variaciones en la velocidad de la precesión. O quizá ambas explicaciones simplemente describan dos fenómenos paralelos, pero separados. En cualquier caso Sri Yukteswar dio la cifra de 24.000 años basándose en los textos antiguos.

Por otra parte debe admitirse que la explicación de Sri Yukteswar pone de manifiesto un grado de información tan por delante de cualquiera soñado por los científicos hasta muy recientemente, que merece el más cuidadoso de los estudios. Desde luego sería una grosería, basándose en preguntas todavía sin resolver, despreciar como “mitológico” el resto de lo que afirman los textos antiguos. Quien lo hiciera así se parecería a un contable moderno que desdeñara el ábaco, no porque el ábaco sea más lento o menos seguro que nuestras calculadoras (se ha demostrado que el ábaco, en manos de un experto, es tan rápido y absolutamente seguro), sino simplemente porque el ábaco no es una calculadora moderna.

Sri Yukteswar afirma que actualmente el sistema solar, en su órbita alrededor de la dual del sol, está moviéndose hacia el “gran centro” de nuestra galaxia. En esto, una vez más, el alcance de su conocimiento es asombroso.

Hasta hace poco, los astrónomos, incluso después de descubrir que la Vía Láctea es una galaxia, no tenían ni idea de dónde se situaba el centro de la galaxia ni de en qué dirección se mueve nuestro sol con respecto a ese centro. Sólo bien entrado el siglo XX, se descubrió que el centro de la galaxia se encuentra en la constelación Sagitario y que el sol se mueve hacia una constelación situada a unos 50º de Sagitario, llamada Hércules. No es necesario decir que, en una órbita elíptica, no estaríamos yendo hacia el centro de la galaxia en línea recta. Hércules concuerda muy bien con el concepto de un movimiento elíptico en la dirección general hacia Sagitario.

* En el desierto de Gobi y en otros lugares, se han encontrado amplios restos de arena vitrificada que se parecen en todo a los efectos de las explosiones atómicas del desierto de Nevada. Además, en el antiguo poema épico de La India, el Mahabharata, existen descripciones de una “terrible” arma, que son similares a las modernas descripciones de las explosiones atómicas. El Mahabharata y otros textos antiguos de La India describen máquinas voladoras (llamadas vamanas) y nos dicen cómo se construyeron.

Para los lectores interesados, existe un cuerpo considerable de Literatura moderna sobre estos temas y otros similares. Por supuesto algunos de estos libros son más objetivos y leíbles que otros. Yo mismo quise investigar sobre estos libros hace años. Pero la cantidad de material publicado era ya tan grande, que si se deseaba entrar en ese campo de forma responsable, habría que hacer de ello el trabajo de una vida. En Crystal Clarity Publishers está disponible una grabación de una hora y cuarenta minutos  titulada “The Cycles of Time” y un libro en ingles titulado: Los Yugas. Llaves para entender: nuestro pasado oculto, la era emergente de energia, y el futuro iluminado”

Una vez más la explicación de Sri Yukteswar ha demostrado ser extraordinariamente precisa.

Explicó que las amplias edades por las que atraviesa la tierra coinciden con el movimiento del sistema solar hacia el “gran centro” de la galaxia y alejándose de él. Con esta explicación no sólo desafió a la opinión científica que prevalecía en su época, sino también a las convenciones de La India.

Allí muchas personas sostienen  que Kali Yuga terminará, tras otros 427.000 años, en la reaparición repentina de Satya Yuga, la edad más avanzada. Otras afirman que en ese momento el mundo será destruido. De nuevo la explicación de Sri Yukteswar de un cambio gradual desde las edades avanzadas a las edades inferiores es razonable, mientras que la convención de un descenso unilateral no está, hasta donde yo he podido comprobar, respaldada por la lógica. Sin duda no puede darse ninguna explicación que apoye el cambio brusco de la miserable degradación de Kali Yuga a la brillante iluminación de Satya Yuga. Sri Yukteswar afirmó que la presente explicación se deslizó durante el pasado Kali Yuga.

En cuanto a la afirmación de que el mundo será destruido al final de Kali Yuga, está más allá de la lógica; por tanto no necesita una defensa lógica. Además esta teoría discrepa de otra tradición antigua, según la cual un planeta sólo se destruye por dos razones: que todos sus habitantes se vuelvan buenos o todos malos.

Lo que podemos observar respecto al funcionamiento de la Naturaleza, es que sus cambios son siempre cíclicos. El día se funde a través del crepúsculo con la noche, no abruptamente. El tiempo se templa lentamente desde el crudo invierno, con sus vientos fríos y nevadas, pasando por el tenue verdor de la primavera al calor y los colores cálidos del verano. A continuación se enfría a lo largo del otoño con su caída de las hojas para regresar de nuevo a la fría nieve y el hielo del invierno. La luna crece, decrece y vuelve a crecer es una sucesión sin fin de sus fases. La vida aparece infirme y desamparada al comienzo; gradualmente asume todo su poder; después, tras alcanzar su cima, se debilita y muere, para nacer de nuevo en una repetición sin fin. También las manchas solares son cíclicas, con periodos de once años de máxima y mínima actividad.

Se pueden citar ejemplos similares hasta la saciedad: la elevación y caída de las civilizaciones; los planetas y cometas que orbitan alrededor del sol; los altos y bajos emocionales de los seres sensibles. Contraviniendo el limitado modo de pensar de Kali Yuga, parece que ningún desarrollo natural es realmente lineal. Por supuesto en algunos casos puede parecerlo, por ejemplo cuando una superficie es demasiado amplia como para ser abarcada por el ojo humano, a nivel del suelo. Durante Kali Yuga la humanidad creía que la tierra era plana; sólo al final del Kali Yuga ascendente, Cristóbal Colón demostró que la tierra es realmente redonda. Curiosamente parece que fue aproximadamente en el mismo punto del arco descendente de Kali Yuga cuando se perdieron los conocimientos antiguos.

La geometría euclidiana, con sus líneas rectas y planos, fue considerada durante centurias como la última palabra en cuanto a medir la realidad. Por contraste, los científicos actuales afirman que el universo se rige por una geometría esférica y no por la geometría euclidiana. De hecho la esfera domina en la Naturaleza.

Hasta los descubrimientos más avanzados de la ciencia moderna pueden presentarse como cosas antiguas, bien conocidas por la humanidad hace mucho tiempo. Constantemente están sacándose a la luz evidencias que hacen pensar en la existencia de civilizaciones antiguas tan avanzadas como la nuestra. Un cuerpo de evidencias creciente indica que la energía atómica fue conocida en edades lejanas*; que los primeros egipcios, indios y otros pueblos, tenían máquinas voladoras; que la humanidad pudo haber viajado a otros planetas; y que los pueblos antiguos eran capaces de proyectar imágenes a grandes distancias, al igual que hace el hombre moderno con la televisión.

Todo esto reúne un cuerpo de evidencias que es sorprendentemente distinto de los supuestos aceptados actualmente y todavía no lo suficientemente abundante como para demoler el modelo del pasado que los arqueólogos han ido creando penosamente a lo largo de más de doscientos años, de los últimos doscientos años. Aunque tiene que ser etiquetado como “al margen” de los datos, gradualmente su escarpado volumen está convirtiéndose en embarazoso para la ortodoxia. Y está atrayendo a su esfera de influencia a una lista creciente de respetados investigadores.

Sri Yukteswar afirma que, después de 1200 años de Kali Yuga descendente, la tierra alcanzó, en el año 500 d.C., el punto más alejado del centro galáctico. (Para ser exactos él situó ese punto en el año 499 d.C. Sin embargo él mismo redondeó la cifra al año 500, de ese modo resultaba más fácil hacer corresponder el sistema antiguo con el más extendido actualmente. No consideraba la diferencia de un año significativa).

Así pues en el año 500 d.C. la humanidad alcanzó el punto más bajo en cuanto a ignorancia intelectual, moral y espiritual. Desde el año 500 d.C. otros 1200 años de Kali Yuga ascendente llevaron a la humanidad al año 1700 d.C. y al comienzo de Dwapara Yuga. Siguió un periodo de doscientos años de transición que llevaron a la humanidad plenamente a la actual era de la energía en el año 1900 d.C.

Finalmente el siglo XX vio el verdadero comienzo de Dwapara Yuga.

Así pues hoy nos encontramos al comienzo de lo que, de hecho, es una nueva era. Esta nueva era de Dwapara durará en total 2400 años. Pues, afortunadamente, las eras más avanzadas se hacen progresivamente más largas. Mientras que Kali Yuga dura sólo 1200 años, Dwapara Yuga, la era de la energía, dura 2400 años; Treta Yuga, la era mental, 3600 años; y Satya Yuga, la era espiritual, 4800 años. Estos 12.000 años en total, forman el arco ascendente del ciclo. En el punto más alto de Satya Yuga el proceso se invierte. En orden descendente, la tierra pasa entonces por otros 4800 años de Satya Yuga; 3600 años de Treta Yuga; 2400 años de Dwapara Yuga y 1200 años de Kali Yuga.

Por tanto, según Sri Yukteswar, estamos en una nueva era en base, no a ningún acontecimiento terrestre, sino a uno totalmente impersonal, el viaje del sol por el cosmos.

Sri Yukteswar sugirió que el género humano reconociera este hecho de una nueva era instituyendo una cronología nueva y universal. ¿Qué podría ser más adecuado? Debería ser una afirmación de que realmente hemos entrado en una nueva fase de la historia y que ha llegado el momento de que la humanidad trate de entender, en todos los aspectos, tanto los acontecimientos terrestres como las realidades universales de una forma nueva.

Así el año actual no es 1993* d.C. Siguiendo la cronología propuesta por Sri Yukteswar, es el año 293 Dwapara.

 


* En el desierto de Gobi y en otros lugares, se han encontrado amplios restos de arena vitrificada que se parecen en todo a los efectos de las explosiones atómicas del desierto de Nevada. Además, en el antiguo poema épico de La India, el Mahabharata, existen descripciones de una “terrible” arma, que son similares a las modernas descripciones de las explosiones atómicas. El Mahabharata y otros textos antiguos de La India describen máquinas voladoras (llamadas vamanas) y nos dicen cómo se construyeron.

Para los lectores interesados, existe un cuerpo considerable de Literatura moderna sobre estos temas y otros similares. Por supuesto algunos de estos libros son más objetivos y leíbles que otros. Yo mismo quise investigar sobre estos libros hace años. Pero la cantidad de material publicado era ya tan grande, que si se deseaba entrar en ese campo de forma responsable, habría que hacer de ello el trabajo de una vida. En Crystal Clarity Publishers está disponible una grabación de una hora y cuarenta minutos  titulada “The Cycles of Time”.

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* Año en que se escribió el presente libro. (N de la traductora)

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