Cuarto capítulo – Una mirada hacia el futuro

open-orange-dalia-1024x911¿Qué podemos esperar de los años y siglos venideros? Durante Kali Yuga la materia se manipuló subiéndola, cargándola o golpeándola toscamente para darle forma. Los músculos mandaban. Incluso con mecanismos que facilitaban el trabajo, como la palanca, la dificultad para levantar o transportar cosas era tal, que hasta para obtener mínimos resultados se necesitaba el máximo esfuerzo. Los héroes populares eran hombres de fuerza muscular. La importancia de una persona se medía por su poder mundano. La grandeza se calculaba en virtud de sus victorias militares.

Actualmente la grandeza se atribuye con más frecuencia a quienes inventan aparatos que nos ahorran trabajo manual. Ya no nos impresionan quienes, como Hércules, pueden hacer un trabajo extraordinariamente duro por sí mismos. Recuerdo que en los años 30 hacer el paso subterráneo para el tren en la estación de Bucarest, Rumania, supuso el trabajo de un considerable número de hombres durante quince años. Y que cuando, al final de los años 40, en Los  Ángeles, California, ayudé en la construcción de un edificio, todavía tuvimos que mezclar el hormigón para sus grandes cimientos a mano. La gente joven no se hace idea de lo recientemente que comenzó a utilizarse la maquinaria pesada para este tipo de trabajos.

En el futuro, ¿quién sabe qué medios se encontrarán para mover la pesada materia? La maquinaria pesada es la aplicación del descubrimiento de la energía en Dwapara a los conocimientos de Kali Yuga, por ejemplo a la palanca, inventada por el griego de la Antigüedad, Arquímedes. Probablemente al progresar Dwapara Yuga se descubrirán métodos más sutiles de mover la materia.

Consideremos esta posibilidad: Ya se sabe que la materia no es sino una vibración de energía. Quizá con el tiempo se utilizará el sonido, u otra forma de vibración, para mover objetos pesados. De hecho, un grupo de pensadores de vanguardia está sopesando los logros de la humanidad en aquellas épocas en que se creyó que la civilización había sido primitiva, pero que, según Sri Yukteswar, estaba en una edad avanzada del ciclo yuga descendente. Estos escritores han sugerido, por ejemplo, que las vibraciones sonoras podrían explicar mejor que el trabajo de los esclavos cómo se construyeron las mayores y más antiguas pirámides. ¿Fantasía? Quizá. Pero quizá no. Y si es fantasía, también lo fue la de Julio Verne, el escritor de ciencia ficción francés del siglo XIX, la mayoría de cuyas predicciones “imposibles” hace mucho que se cumplieron.

En este decenio final del siglo XX todavía vivimos al comienzo, con otros XIX siglos por venir, de Dwapara Yuga propiamente dicho. A medida que las potencialidades de la energía se desplieguen a nuestro alrededor, la humanidad verá inevitablemente maravillas que hoy parecerían increíbles, si pudiéramos imaginarlas; maravillas que, hace sólo doscientos años, habrían llevado a sus inventores a la hoguera.

Como el director de la Oficina de Patentes de los EEUU, que propuso al final del siglo XIX cerrarla porque todo lo que podría inventarse ya estaba inventado, actualmente un grupo de científicos ha dicho que estamos acercándonos al final de los descubrimientos. El universo, afirman, ya encierra pocas sorpresas para nosotros.

A lo que se refería el director de la Oficina de Patentes era a artefactos mecánicos. Probablemente él no tenía ni idea del impacto que la energía tendría en los mecanismos. Y a lo que se refieren sus almas gemelas en la ciencia es, una vez más, al tipo de conocimiento de Kali Yuga. De hecho debe ser verdad que estamos acercándonos al final de los descubrimientos desde la limitada perspectiva de Kali Yuga. Sin embargo, la edad de la energía abrirá horizontes ilimitados en los próximos siglos.

Poner al descubierto los secretos energéticos de la materia ofrecerá a la humanidad un poder y una libertad no soñados hasta ahora. El conocimiento de que la materia es energía dará a la humanidad un poder sin precedentes para la transformación y transporte de la materia. Tal desarrollo no podrá dejar de tener un enorme impacto en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea.

También nos obligará a cierta autodisciplina, para que las consecuencias de un comportamiento irresponsable no nos lleven al desastre. Pero concentrémonos por ahora en las oportunidades positivas que se nos presentan, no en sus peligros latentes. Y tengamos fe en que los rayos de energía que ya iluminan la mente humana, que han producido ya tantas maravillas, confieran también a la humanidad la sabiduría necesaria para manejarlas con seguridad.

De hecho, el temor a que un poder creciente tenga como resultado la destrucción del planeta es simplemente un signo del pensamiento de Kali Yuga. Fue esta clase de pensamiento la que inspiró en el pasado a los dirigentes shaker a declarar, “Si Dios quisiera que voláramos nos habría dado alas.”

Especialmente en un ciclo ascendente, sin duda el instinto humano se orientará con más fuerza hacia la creación que hacia la destrucción.

¿Cuáles serán pues las consecuencias de esta nueva conciencia, de este nuevo sentido de libertad? Veo tres tendencias generales fundamentales.

Tendencia Número Uno

La primera será una reacción contra la complejidad y una vuelta a una simplicidad nueva. Actualmente en todos los campos, desde las ciencias físicas a la medicina, psicología, educación, negocios y las simples “asuntos” de la vida, todavía pesan los detalles. La complejidad es la herencia que Kali Yuga ha legado a Dwapara Yuga. No es una necesidad de conocimiento. Es simplemente el reflejo de una mente más ocupada en los detalles minuciosos del conocimiento que en el “vuelo de la flecha” de la sabiduría.

La nueva simplicidad no será una vuelta a la tosca ignorancia. Por el contrario estará acompañada de una conciencia brillante, una compresión que llega cuando el conocimiento es absorbido por una vigorosa corriente de conciencia. Lo que estoy describiendo es la simplicidad de la sabiduría intuitiva. Gradualmente la gente se dará cuenta de que cuando la corriente es adecuada, los detalles se resuelven solos. Esta sencilla verdad tiene un fundamento todavía más simple: La energía tiene su propia inteligencia.

En música las buenas melodías surgen de tal simplicidad. Las melodías inolvidables son producto de la inspiración, no de un sofisticado conocimiento de la notación musical. (De hecho las melodías de la música folk tienen con frecuencia más encanto que las producidas laboriosamente por compositores profesionales. Por eso muchos compositores se han visto obligados a tomar prestadas sus melodías de las tradiciones populares).

En las artes simplicidad significa flujo intuitivo, que trasciende las intrincadas creaciones intelectuales o emocionales.

En política simplicidad significa tener la sabiduría necesaria para comprender que un tratado cuidadosamente conseguido nunca sustituye a la genuina buena voluntad.

En los negocios la simplicidad significa reconocer que los beneficios proceden de la energía creativa y no de detallados estudios de mercado.

En medicina la simplicidad significa estimular el flujo de energía en el cuerpo. En el futuro, los médicos se ocuparán sólo secundariamente de curar partes específicas del cuerpo.

Y en ciencia la simplicidad significa comprender que los grandes descubrimientos son producto de la intuición, no del conocimiento académico.

Tendencia Número Dos

La segunda tendencia será un énfasis renovado en el ser humano individual. Se dedicarán menos esfuerzos al estudio del hombre como estadística social y más tiempo a su vida interior, a su sintonía personal con la Verdad más elevada. Las personas llegarán a darse cuenta de que los logros humanos, hasta los más importantes, nunca han sido mayores que el ser humano, origen de los mismos. Pues los grandes logros, en  su totalidad, sólo pueden dar a entender la grandeza potencial del ser humano.

Así pues, como complemento a la continua búsqueda de conocimiento y dominio exterior, habrá una vuelta a la sencilla sabiduría inscrita en el oráculo de Delfos, una recomendación grabada en la prehistoria (¿quién sabe?, quizá durante el último Dwapara Yuga descendente), la recomendación: “Conócete a ti mismo.”

Tendencia Número Tres

La tercera tendencia será una demanda creciente de calidad sobre cantidad. “Más grande” dejará de ser equiparado con “mejor”.

Durante Kali Yuga, la percepción de la materia como una realidad absoluta hizo creer a los reyes que cuanto más territorio poseyeran, mayores se volvían ellos mismos. Hizo pensar a la gente en la humanidad como masa, en vez de como individuos. Esto llevó a Karl Marx, en un momento ya tan tardío como el final del siglo XIX, a exaltar al peón sudoroso sobre el hombre de ideas. (En realidad ¿qué es el comunismo sino un eco agonizante de Kali Yuga?).

Hace unos años, E.F.Schumacher escribió un moderno libro titulado Lo pequeño es hermoso. El mismo título ayudó a vender el libro. Pues en los asuntos humanos hay una tendencia en aumento a la miniaturización y al alejamiento de la mentalidad bulldozer, que compara el poder material con la inercia material en una guerra de conquista por la fuerza bruta. En el futuro habrá tendencia a adaptarse a la realidad, no a someterla a fuerza de golpes.

Los grandes cambios en la conciencia humana empiezan siempre por unos pocos individuos, lo suficientemente sensibles como para percibir la necesidad del cambio y lo suficientemente enérgicos como para arrimar el hombro. Los cambios en la conciencia general se producen gradualmente, normalmente sólo después de una o más generaciones.

Cuanto más esencial y de largo alcance es el cambio, más tiempo es necesario para que sea aceptado. Así, al menos algunos de los viejos hábitos de Kali Yuga persisten en Dwapara Yuga y, dada la media de obtusidad humana, quizá persistan en Satya Yuga. Después de todo, durante Kali Yuga hubo algunas almas como Jesucristo y Buda cuyas conquistas fueron las más elevadas, incluso cuando la mayoría de la humanidad estaba imbuida en la conciencia material. Lo que determina el nivel de conciencia de un individuo no es sólo la energía de la tierra en su conjunto, sino también su propio refinamiento, como instrumento que recibe esa energía.

Los viejos hábitos se afirman con más agresividad cuando son confrontados a nuevas alternativas. En Dwapara Yuga esta agresividad es estimulada por una intensidad de energía realmente en aumento. Así, aunque desde el punto de vista cuantitativo está disminuyendo, en el siglo XX hemos visto un énfasis exagerado en, y una llamada a, la conciencia de masa en todos los campos: en política, filosofía social, mercado, empresa, publicidad e incluso en campos como la educación y la religión. No obstante, el cambio es inevitable.

El cambio hacia un énfasis en la calidad será como la otra cara de la moneda, con la nueva concentración en el hombre interior frente al hombre como una estadística social. Todavía hoy la ciencia dice, “La clave del universo es el electrón.” El hombre moderno llegará a decir, “La clave para comprender el universo es, en última instancia, el hombre.”

Unidad en la Diversidad

La simplicidad está convirtiéndose rápidamente en una obligación en los asuntos humanos. La avalancha de información ha llegado a tal punto, que la humanidad se siente cada vez menos capaz de abordar el volumen y complejidad de la misma que encuentra en todos los campos.

El descubrimiento de la energía como la realidad que subyace a la materia, cambiará nuestra forma de procesar la avalancha de información objetiva. Creo que los ordenadores no serán la última palabra en este proceso evolutivo.

Se verá que infinidad de fenómenos son sólo expresión de un flujo unificador. En innumerables aspectos de la vida, la gente se dará cuenta de que la comprensión del flujo hace innecesario preocuparse en exceso por los detalles. Pues se hará cada vez más patente que, inherente a la misma energía, existe cierta inteligencia que guía y que permanece sin explotar mientras la atención de la persona está absorbida en los detalles, pero que se libera cuando su voluntad se ocupa de lo que puede describirse como el ritmo natural de la actividad.

Los obstáculos y problemas que surgen cuando se opera con materia inerte, se transforman en oportunidades de éxito cuando la persona se hace consciente de que está operando con la realidad viviente que existe tras la apariencia de inercia.

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