La Luz Que Brilla en la Oscuridad

La Luz Que Brilla en la Oscuridad

 12 de enero de 2021

Tengo que hacer una confesión. Hay veces en las que me puedo volver obstinada. Espero que esto pueda ser un poco desafiante para mis amigos, pero a veces ha producido algunos resultados interesantes.

Aquí hay un ejemplo. Mientras estaba en la universidad mis amigos y yo ocasionalmente nos inscribíamos como sujetos para experimentos de psicología. Eran lo suficientemente inofensivos, y nos pagaban por nuestro tiempo. De hecho llegamos a disfrutarlos, porque los psicólogos nunca nos decían qué estaban estudiando, por lo tanto teníamos que adivinar el verdadero foco de su investigación.

Durante uno de esos experimentos, la psicóloga me llevó a una habitación que estaba vacía excepto por una silla ubicada en el medio. Después de que me senté, ella cerró la puerta, apagó las luces, y me dejó sentada sola en completa oscuridad. Luego una voz incorpórea dijo desde el otro cuarto, “El objeto de nuestro experimento es ver si los ojos pueden seguir el movimiento de un punto de luz en completa oscuridad.”

De repente apareció un punto de luz delante de mí. Me enfoqué en él, tratando de sentir algún movimiento. Para ayudar a orientar mi percepción, extendí mi brazo con el dedo pulgar apuntado hacia arriba y lo puse cerca del pequeño punto. Aunque no podía ver mi pulgar, podía sentir su relación con la luz. De esta manera, podía seguir cualquier movimiento por la distancia de la luz desde mi pulgar.

Luego la voz dijo, “Ahora, dinos si la luz se está moviendo hacia la derecha o hacia la izquierda.” Manteniendo mi brazo firme, pude darme cuenta de que la luz había permanecido inmóvil. “No se está moviendo hacia ninguno de los lados,” dije. La voz respondió, “Está moviéndose. Dinos en qué dirección.”

“Lo siento,” dije, “no se está moviendo.” Este intercambio continuó varias veces más. Por último, con un profundo suspiro, la investigadora dijo. “Está bien, ahora dinos en qué dirección diagonal se está moviendo la luz.”

Todavía manteniendo mi brazo y mi pulgar fijos en una posición cercana a la luz, pude darme cuenta de que no había ningún movimiento, y yo no iba a ser disuadida. Allí estaba yo, sola en un cuarto completamente oscuro, pero aun así, después de cada uno de los varios intentos por convencerme de lo contrario, respondí, “Lo siento, pero no se está moviendo.”

En este punto la voz incorpórea se quedó en silencio. Esperé un rato y finalmente dije, “No me importa si nunca me dejan salir de este cuarto: La luz no se ha movido.” Luego de otro periodo de silencio, se encendieron las luces del cuarto, se abrió una puerta, y entró una psicóloga que parecía muy frustrada.

Algo avergonzada, ella confesó, “Tenías razón, la luz no se estaba moviendo, pero el punto del experimento era ver si podíamos influirte para que dijeses que sí. Todas las demás personas dijeron que vieron movimiento, ¡Así que vamos descartar tus datos!” (¡Y ahí se va la ciencia objetiva!)

Esta experiencia se quedó conmigo por mucho tiempo, y extraje una lección muy importante. No tenía un punto exterior de referencia con el cual juzgar, pero podía sentir mi propia relación con la luz, la cual me decía que estaba invariable.

Hay veces en el viaje spiritual en que nos desalentamos, o cuando nos asaltan las dudas. El sendero delante de nosotros puede volverse oscuro: Podemos sentirnos perdidos, sin una luz que nos guíe. Entonces llega la pregunta: “¿Soy lo suficientemente bueno como para seguir un sendero hacia Dios? ¿Estas enseñanzas realmente funcionarán para mí?”

 

En esos momentos, trata de sentir tu relación interior con la luz divina. Aunque puede ser que no la veas, trata de sentir su presencia constante e inmóvil dentro de ti. Aquellos que tienen consciencia materialista pueden tratar de convencerte de que la luz no está más allí donde sabes que la viste, o que directamente no está, pero aférrate con determinación a su realidad siempre presente.

Antes de que nos podamos fundir con Dios, cada uno de nosotros tendrá que enfrentar una prueba final similar de atravesar la oscuridad.

Hay una historia hermosa que nos contó Swami Kriyananda acerca de Rajarshi Janakananda, el discípulo más avanzado de Paramhansa Yogananda. Rajarshi estaba a punto de alcanzar nirbikalpa samadhi, cuando de repente interiormente todo se volvió oscuro. Él había estado viendo una gran luz en meditación durante años, pero todo se desvaneció en un instante.

Hubo una fuerte tentación a dudar de todo lo que había experimentado, pero siguió intentando. Luego de días de oscuridad, de repente Rajarshi vio un pequeño punto de luz, y que gradualmente se acercó cada vez más y más. La luz se expandió hasta que se convirtió en el Maestro, luego de uno en uno Sri YukteswarLahiri Mahasaya,Babaji; luego finalmente, Rajarshi se fundió con el infinito.

Swamiji concluyó esta historia diciendo que antes de que nos podamos fundir con Dios, cada uno de nosotros tendrá que enfrentar una prueba final similar de atravesar la oscuridad. Y así, incluso ahora, si la luz parece desaparecer, aférrate con determinación e incluso con obstinación a la verdad de que es inmóvil e inmutable. Esa luz es la fuente de todo lo que es. Es nuestra realidad más verdadera, y eventualmente debemos reclamarla como nuestra.

Con gozo,

Nayaswami Devi

 

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