La Libertad en el Perdón

La Libertad en el Perdón

16 de diciembre de 2022

¿Qué es la verdadera libertad? Algunos dirían, “Es la habilidad de hacer lo que quieras cuando quieras.” Eso es ciertamente un tipo de libertad, pero una que finalmente conduce a la esclavitud. Viviendo de esa forma, somos controlados por nuestros deseos.

Hay otro tipo de libertad más duradero. Viene a través de la autodisciplina, calmando nuestra mente, controlando nuestras reacciones a las cosas, y aceptando que todo en nuestra vida viene de Dios. Esta clase de libertad trae paz interior, y una calma aceptación de lo que venga. El autocontrol nos libera de la compulsión de los sentidos, y de las incesantes fluctuaciones de la mente inquieta. Nos convertimos en maestros de nosotros mismos.

Otra clave para encontrar la Libertad interior es la práctica del perdón (pulsa aquí para ver el enlace en inglés). No tenemos control sobre el comportamiento de los demás. Aferrarse a las heridas y agravios del pasado solo fortalece el pensamiento falso de que estamos sujetos a las incesantes fluctuaciones de un universo hostil. El perdón es un acto de valentía y amor divinos. Afirma nuestra fuerza, y nuestra habilidad de reaccionar positivamente incluso en la adversidad.

“Sí,” podemos pensar, “Quiero amar a todos, pero si supieses lo que ella me hizo—simplemente no puedo perdonarla por eso.” Con esta forma de pensar, reducimos en nuestra mente el vasto campo de la consciencia de Dios a meros parches de zarzas y espinas. Perdonar a los demás nos recuerda que más allá de las alegrías y tristezas de este mundo, nuestra verdadera vida está en Dios.

En su libro The Hiding Place, Corrie ten Boom cuenta una notable historia de perdón. Ella, su padre y su hermana Betsie eran trabajadores de la resistencia contra los Nazis en Holanda durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque ellos mismos no eran judíos, escondieron a muchos judíos en su casa y los ayudaron a escapar. Corrie y su familia finalmente fueron arrestados y enviados a un campo de concentración, donde perecieron su hermana y su padre.

Corrie sobrevivió y luego comenzó un ministerio global, compartiendo las enseñanzas de Cristo en todo el mundo. Ella cuenta está dramática historia:

Fue en un servicio en una iglesia en Munich donde lo vi, el antiguo hombre del S.S. que hacía guardia en la puerta de la ducha en el centro de procesamiento en Ravensbrück. Fue el primero de nuestros carceleros que vi desde entonces. Y de repente todo estaba allí: la habitación llena de hombres burlones, los montones de ropa, el rostro de Betsie palidecido por el dolor.

Se me acercó cuando la iglesia se estaba vaciando, radiante e inclinándose. “¡Qué agradecido estoy por su mensaje!, Fräulein,” dijo. “Pensar que, como dices, ¡Él ha limpiado mis pecados!”

Extendió su mano para estrechar la mía. Y yo, que prediqué tantas veces a la gente en Bloemendaal la necesidad de perdonar, mantuve mi mano a mi lado.

Incluso mientras los pensamientos de ira y venganza hervían a través de mí, veía el pecado de ellos. Jesucristo había muerto por este hombre; ¿iba a pedir más? Señor Jesús, oré, perdóname y ayúdame a perdonarlo.

Traté de sonreir, luché por levantar mi mano. No pude. No sentí nada, ni siquiera la más mínima chispa de calidez o caridad. Y por eso respiré de nuevo una oración silenciosa. Jesús, no puedo perdonarlo. Dame tu perdón.

Cuando tomé su manó sucedió lo más increíble. Desde mi hombro a lo largo de mi brazo y a través de mi mano pareció pasar una corriente desde mí hacia él, mientras dentro de mi corazón brotaba un amor por este extraño que casi me abrumaba.

Y así descubrí que la sanación del mundo no depende más de nuestro perdón que de nuestra bondad, sino de los de él. Cuando él nos dice que amemos a nuestros enemigos, nos da, junto con el mandamiento, el amor mismo.

Las dos últimas semanas, Jyotish y yo ofrecimos dos prácticas para seguir durante esta temporada santa: 1) sentir el amor de Dios fluyendo a través de ti constantemente durante el día; y 2) aceptar de buena gana todo lo que se te dé para que hagas.

Ahora en esta tercera semana de Adviento—el mes antes de Navidad (pulsa aquí para ver el enlace en inglés)—te ofrecemos otra sugerencia. Sigue estas palabras de Swami Kriyananda (pulsa aquí para ver el enlace en inglés)“¡Reclama la libertad de tu alma! Bendice a todos lo que te hicieron daño, o que alguna vez te desearon algo malo. Dales tu amor, y tu oración por su libertad en Dios.”

Que tú, como Corrie, sientas el amor de Dios fluyendo a través de ti mientras perdonas a los demás. Que cada uno de nosotros coloque nuestra pequeña vela en el altar divino del perdón, cuya luz puede sanar y bendecir al mundo.

Deseándoles bendiciones en esta temporada santa,

Nayaswami Devi

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