La Fuerza Permanece

6 de Julio de 2017

Hace unos treinta y seis años, mi buena amiga Nayaswami Roma y yo decidimos correr una maratón de cuarenta y dos kilómetros. Ninguna de nosotras era particularmente una gran atleta, pero queríamos recaudar dinero para la Escuela de Ananda, por eso aceptamos el desafío y comenzamos a entrenar para ello.

Durante varios meses antes del evento corríamos dos kilómetros tres veces a la semana, y luego cada sábado por la mañana hacíamos una corrida larga a la cual le incrementábamos la distancia: cinco kilómetros, después ocho, once, dieciséis, diecinueve, hasta treintaidós kilómetros dos semanas antes de la carrera programada. Los domingos siguientes los pasábamos lidiando con las ampollas, los músculos doloridos y el agotamiento, pero persistimos.

Finalmente llegó el día del evento, la “Dichatón.” ¿Podríamos recorrer la distancia? Para nuestra sorpresa, completamos los cuarenta y dos kilómetros (no pregunten cuántas horas nos tomó), y pudimos recaudar varios miles de dólares para la escuela.

 Recientemente Roma estuvo visitando Ananda Village desde Bangalore, India, donde ella y su esposo Nayaswami Haridas lideran el centro de Ananda. Recordando nuestra maratón, nos maravillamos por la determinación y fuerza de voluntad que requirió.

 Ambas nos dimos cuenta de que la fortaleza física y mental que desarrollamos a través de ese esfuerzo todavía permanece con nosotros en cierto nivel, y se puede acceder a ella siempre que la necesitamos. Una vez que cruzas una barrera mental de tu propio potencial inexplorado, siempre tienes acceso a ese portal que abriste, dándote fuerza y confianza en todo lo que haces.

 

Foto tomada por Swami Kriyananda

 

 

Lo mismo es verdad para nuestros esfuerzos espirituales. Cada intento que hacemos para profundizar en la meditación cuando no nos estamos sintiendo especialmente inspirados, o de servir a los demás cuando estamos cansados, o de convocar a la actitud correcta cuando estamos desanimados,  desarrolla una fuerza que permanece con nosotros y a la cual podemos convocar a voluntad.

Swami Kriyananda escribió una hermosa canción llamada “La Colina Que Era Tara,” en la cual describe la vista de la colina de ciento cincuenta metros de alto donde una vez vivieron los reyes de Irlanda. El verso final es:

Y en ese momento supe, que las obras de los hombres

Nunca mueren: ¡Cada victoria es verdadera!

Con cada esfuerzo que hacemos

Finalmente nos fortalecemos,

¡Hasta que nuestra alegría en la vida es siempre renovada!

Querido amigo, recuerda que cada paso que das hacia adelante en el sendero espiritual pone un peldaño permanente hacia la libertad del alma. La fuerza genera fuerza, la fuerza de voluntad genera fuerza de voluntad, y cada pequeña victoria lleva a la victoria final.

Con gozo,

Nayaswami Devi

 

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