La Caja del Tesoro

7 de Julio de 2016

“Esto es todo lo que pude rescatar de nuestra casa antes de que el fuego me forzara a evacuar”, dijo Jyotish al entregarme una pequeña caja de cartón ligeramente mayor que una caja de zapatos. Era el final de un largo día, el 28 de junio de 1976. El incendio forestal que se había iniciado por la mañana, y que quemó Ananda Village hasta convertirla en cenizas, finalmente había sido controlado.

Yo sabía lo que contenía la caja.

Esa mañana, temprano, había decidido limpiar nuestra casa a fondo; desde que naciera nuestro hijo, once días antes, la limpieza estaba descuidada. Con el trabajo casi terminado, me puse a limpiar la sala de meditación, cuando me di cuenta de que era hora de acudir a una cita médica para nuestro bebé. Sin embargo, viendo cuánto polvo se había levantado en la habitación, no quise dejar en tal estado los objetos sagrados que había allí.

Buscando a mi alrededor, encontré una pequeña caja de cartón; cuidadosamente coloqué todo lo que había en el altar en su interior. Entre los objetos más valiosos para nosotros, se encontraba un recipiente de plata con un mechón de pelo de Yogananda, un japa mala de semillas de rudraksha bendecido por Anandamayi Ma, dos floreros pequeños regalo de Swami Kriyananda, y una foto del Maestro que había estado conmigo desde mi llegada a Ananda siete años atrás.

Dejé la caja junto a la entrada de la sala de meditación, a sólo unos centímetros de la puerta principal. Tomando a nuestro hijo en brazos, eché un vistazo a la casa y me sentí satisfecha de ver todo en orden. “Limpiaré el altar a la vuelta”, pensé.

Ésa fue la última vez que vi nuestro hogar. El intenso fuego que asoló Ananda ese día, quemó todas las casas existentes e incluso derritió estufas de hierro forjado. Aun así, Jyotish, que había estado luchando contra el fuego, pudo correr a nuestra casa en el último momento y rescatar la caja de tesoros que vio cerca de la puerta.

Durante las siguientes semanas y meses, mientras nos trasladamos de una vivienda temporal a otra, esa caja fue nuestra seguridad, nuestra fuerza y nuestro recordatorio de que Dios siempre vela por nosotros. Nunca sentimos desesperación, desánimo, o siquiera sensación de pérdida, sino sólo claridad interior sobre cómo seguir adelante. Con el tiempo, Ananda Village fue reconstruida, y se mantiene hoy en pie como una manifestación de la visión de Paramhansa Yogananda sobre las colonias de hermandad mundial.

the-treasure-box-yogananda-conversations-divine-mother-quote-to-those-i-give-myself-copy-300x258Todavía tenemos esos objetos preciosos; nos han acompañado durante toda una vida de servicio a Dios. Han estado con nosotros en muchos hogares distintos en diferentes países. ¡Qué gran regalo era esa caja! Los pequeños artículos que contenía, un día se convertirán en polvo, pero tendremos siempre con nosotros el conocimiento imperecedero de que la presencia de Dios es nuestra única seguridad.

En el libro, Conversaciones con Yogananda, Swami Kriyananda relata la siguiente historia:


   “En una ocasión, una persona que visitaba Mount Washington”, nos contó el Maestro, “me preguntó con arrogancia: ‘¿Qué recursos tiene esta organización?’.

    “‘Ninguno’, respondí rápidamente. ‘Solo Dios'”.

    “La Madre Divina me dijo una vez: ‘A quienes doy demasiado, no me doy a mí misma'”.

Que Dios sea el poder sustentador de tu vida.

Nayaswami Devi

Comentarios cerrados.