¿Estás Progresando Espiritualmente?

¿Estás Progresando Espiritualmente?

6 de mayo de 2022

Hay una historia de un joven discípulo que fue al ashram del bosque de su gurú para recibir entrenamiento. El gurú lo bendijo y le pidió que comenzara a recoger leña para las estufas del ashram. El llevó a cabo la tarea con buena predisposición, y a medida que pasaban los días, los meses, y luego los años, el continuó sirviendo humildemente de esta manera.

Un día, mientras regresaba al ashram con su carga de leña, tropezó con la raíz de un árbol, y se la cayó un palo de sus brazos. Mientras caía, arrancó unos mechones de su cabello. Mirando asombrado los mechones grises enredados en el pedazo de madera, pensó, “Vine aquí siendo joven, y ahora soy un viejo con canas. He desperdiciado toda mi vida cargando leña mientras otros discípulos han estudiado con el gurú. No he progresado hacia mi meta de encontrar a Dios.” Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.

Justo en ese momento llegó su gurú corriendo hacia él y atrapó sus lágrimas. “¿No sabes,” dijo el sabio, “que, si las lágrimas de un alma tan grande como tú tocan el suelo, habrá hambre en la tierra durante siete años?” Entonces el gurú tocó su frente, y el discípulo entró en unión con Dios.

Esta hermosa historia ilustra el punto de que es muy difícil darse cuenta uno mismo si estamos progresando espiritualmente o no. ¿Hay alguna manera de saber si nuestros esfuerzos espirituales están dando frutos? Aquí hay algunas señales que pueden ayudar a guiarte:

¿Entiendes más a los demás, y sientes más compasión por ellos? Con el crecimiento espiritual, nuestra consciencia se expande para que podamos sentir con mayor intensidad las alegrías y las penas de los demás. Con esta mayor consciencia, llega un sentido de conexión y unidad, y un deseo fortalecido de ayudar a otros a salir de su sufrimiento.

¿Estás encontrando nuevas perspectivas de la vida que son más grandes que tus propios gustos y aversiones? A medida que los confines autolimitantes del ego comienzan a disolverse, tenemos una visión de la vida más amplia que abarca las realidades de los demás tanto como las nuestras. Swamiji (pulsa aquí para ver el enlace en inglés) definió a la madurez como “la capacidad para relacionarse apropiadamente con otras realidades además de la propia.”

¿Puedes aceptar más fácilmente a personas o situaciones que antes te molestaban? ¿Estás comenzando a preguntarte por qué alguna situación particular te molestó alguna vez? Con el crecimiento interior viene la liberación del karma viejo que nos mantuvo atados. A la hermana Gyanamata, la discípula más avanzada de Yoganandaji, le encantaban estas palabras de un canto: “Ante mis ojos/Yace mi yo muerto/¡Oh, dicha incomparable!”

¿Estás viendo cosas nuevas en ti mismo que necesitan cambiar? Esto parece ser contradictorio al crecimiento espiritual, pero Swami Kriyananda dijo una vez, “Si ves un defecto en ti que necesita ser corregido, no te desesperes, regocíjate. El defecto siempre ha estado allí, pero ahora que finalmente lo ves, puedes ponerte a trabajar en él.”

¿Eres capaz de permanecer “ecuánime y alegre” en todas las circunstancias? A medida que una corriente subyacente de gozo comienza a impregnar tu consciencia, te darás cuenta de que pase lo que pase en la vida, nada puede afectar ese gozo. Un santo dijo una vez, “El gozo es el signo infalible de la presencia de Dios.”

Pero también debería mencionar que hay algunas actitudes que impiden nuestro desarrollo interior:

No sigas buscando señales de progreso espiritual. Yoganandaji dijo que nuestros esfuerzos espirituales son como plantar semillas. Si sigues desenterrándolas para ver si han brotado, solo ralentizarás su crecimiento. Sé un buen jardinero que cuida sus plantas con amor, pero que tiene la paciencia para dejarlas crecer a su propio ritmo.

Recuerda que Dios es el Hacedor, y pon tu desarrollo interior en Sus manos. Al olvidarnos de nosotros mismos podemos permitir que la gracia divina nos transforme de maneras que todavía no podemos entender. Con fe en Dios, con el tiempo podemos lograr las metas que buscamos.

Una vez íbamos en auto con Swami Kriyananda, y él estaba comentando el crecimiento espiritual de varios miembros de Ananda. Dije en voz baja desde el asiento trasero, “No sé si progresé mucho.” Swamiji respondió con intensidad, “¿Cómo puedes decir eso? ¡Eres una persona completamente diferente a cuando viniste!” Yo había estado en Ananda por unos quince años en ese momento, y seguramente no estaba al tanto de los cambios a los que se refería.

Si nuestro progreso espiritual ocurre de maneras que para nosotros son difíciles de ver, podríamos inclinarnos a preguntar, “¿En quién nos estamos convirtiendo a través de este proceso?” Parce ser difícil de definir, pero de hecho es bastante simple—las dos últimas líneas del poema “Samadhi” de Yoganandaji lo dicen todo:

Una diminuta burbuja de risa, yo

Me he convertido en el mismo Mar de la Alegría.

A su debido tiempo todos nuestros esfuerzos terminan en la infinitud del Océano de Gozo de Dios.

Hacia es Gozo,

Nayaswami Devi

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