Reflexión personal de Nayaswami Pushpa
En los últimos años he sentido apatía por la vida cotidiana en este planeta. Empezó justo antes de Covid. Mi trabajo se terminó cuando tuvimos que cerrar el Centro de Retiros “The Expanding Light”, y mis perspectivas no parecían buenas, principalmente debido al deterioro de mi salud y a la edad.
Sentí que se acercaba una época dificil. Había un aumento de la violencia en todo el mundo, provocada tanto por el hombre como por la naturaleza. Había muchas amenazas habladas y tácitas por parte de la gente “en el poder”. En mi, siguieron la depresión, la ansiedad y la apatía, todos ellos síntomas de la enfermedad de Parkinson. Me sentía desesperada e impotente. Había tocado fondo. Me sentía como Arjuna en el Bhagavad Gita, abrumado por la idea de hacer frente a la negatividad en el mundo y dentro de mí. El arco se me resbaló de las manos. Ya no podía luchar más. Era demasiado.
Poco a poco llegué a la conclusión de que mientras permaneciera aquí, en este mundo físico, más valía que empezara a desenterrarme, porque realmente no estaba disfrutando de la vida. Volví a aplicar mis prácticas espirituales con una nueva actitud. Quería reavivar la pasión, el amor y la devoción que había sentido durante tantos años y que se habían desvanecido debido a la negligencia. Recé repetidamente al Maestro para que me mostrara la salida.
Entonces, en uno de los blogs de Nayaswami Devi, encontré la siguiente cita de Yogananda: “La vida es una batalla por la alegría a cada paso del camino. Lucha por ganar la batalla desde el espacio donde ahora te encuentras”. Me di cuenta de por qué lo había estado pasando tan mal. Había intentado encontrar una salida: evitar el sufrimiento. Pero tenía que encontrar la manera de entrar y enfrentarme a mi ilusión.
Estaba mirando atentamente una gran foto de mi gurú, colocada cerca de donde yo estaba sentada. De repente tuve el pensamiento de que si el Maestro y Swamiji estuvieran conmigo y me preguntaran: “¿Lucharás por mí hasta la muerte?”, refiriéndose a la lucha para vencer la oscuridad difundiendo la luz de Dios para elevar la conciencia, sabía que respondería inmediatamente: “¡Sí, por supuesto!”.
Me di cuenta de que era absolutamente cierto: no tenía ninguna duda de que respondería así. Es mi dharma. Sentí que me recorría una oleada de poder. Recordé que yo era Arjuna, el devoto de todos, el gran guerrero. Tenía que luchar. Era Mi ilusión, Mi batalla.
Cogí mi gran arco, y con Krishna, Dios, conduciendo mi carro, ¡estaba una vez más listo para luchar la buena batalla! Porque para eso me apunté en esta vida, y el Maestro y Swamiji están conmigo siempre.
Canalicemos el poder de nuestras enseñanzas y elevemos la conciencia del mundo. “Yato dharma, Sthato jaya”: “Donde hay adhesión a la actitud y acción correctas, hay victoria”. ¿Estás listo para luchar contra tu engaño? ¿Tienes el arco preparado?
Oración
“¡Ayúdame a sentir que Tu poder corre por mis venas, recorre mis pensamientos y enciende de amor por Ti mis nobles sentimientos!”