El Crisol

21 de Septiembre de 2017

En la época medieval, el acero de Damasco era famoso en Europa y Medio Oriente porque con su fuerza y flexibilidad superaba a todos los otros tipos de acero. Damasco, al sudoeste de Siria, se convirtió en el centro de producción de espadas y armaduras muy preciadas. Su proceso especializado para hacer el acero fue uno de los grandes secretos industriales de esa época. Es interesante que resulte que la habilidad de hacer esta clase de acero probablemente se haya originado en India, donde se sabe que ha existido en el 300 AC, e incluso puede remontarse a la época del Bhagavad Gita.

El método para hacer este acero especial era poner hierro y carbono juntos en un crisol, que es un tipo de olla de arcilla que se puede calentar a una temperatura muy alta. Los componentes se deben mantener a un calor muy alto el tiempo suficiente como para permitir que el metal se derrita y se funda, y que las impurezas o escoria sean eliminadas.

 

Los lectores más sensibles probablemente se estén rascando sus cabezas y se pregunten, “¿Por qué está parloteando sobre el acero y las espadas, en lo que se supone que es un blog espiritual?” Por eso, poetas y bhaktis, ya terminé con la armaduras y las armas. Pero antes de que que se relajen demasiado, tengo algo más que decir acerca de los crisoles.

En la vida, algunas personas progresan más rápido que otras. Esto es así en la escuela, en los negocios, en los deportes, virtualmente en cualquier actividad. Mientras que algunas personas parecen nacer con más habilidad o en mejores circunstancias, la verdadera grandeza se hace, no se nace con ella. De hecho, el alma requiere de muchas vidas para ser forjada en el equivalente humano al acero de Damasco.

Luego de años de tratar con miles de buscadores espirituales, he visto emerger un patrón. Aquellos que permiten que se los ponga en crisoles—situaciones que requieren una larga aplicación de fuerza y voluntad—progresan más rápido que aquellos que evitan los desafíos. Los largos periodos de alta intensidad vuelven a esos devotos fuertes y flexibles. Con el tiempo, pueden atravesar cualquier desafío que la vida les arroje. Calentados a altas temperaturas, se convierten en fuentes de luz, dando amor y apoyo a muchos otros.

Por el contrario, aquellos que evitan sus pruebas gradualmente se vuelven débiles y frágiles.  No muchos de ellos pueden resistir la disciplina diaria que se requiere de un Kriya Yogui, ni pueden durar mucho en el crisol de una vida entregada a Dios.

Sin embargo, con el tiempo emerge una cualidad más importante que meramente la fuerza para resistir las presiones de la vida. Las impurezas de la consciencia, la escoria del engaño, comienza a ser consumida.

Haríamos bien en ponernos en un crisol espiritual de vez en cuando. A veces es bueno servir sobre y más allá de lo que crees que son tus límites. Una vez a la semana es beneficioso meditar durante varias horas. Paramhansa Yogananda dijo que la mente debe acostumbrarse a las demandas de una concentración más larga y profunda antes de que esté lista para los estados de consciencia más elevados y al tremendo flujo de energía que llega en samadhi. Y el corazón debe estar preparado para la luz abrasadora del amor de la Madre Divina que quema todas nuestras impurezas.

En gozo,

Nayaswami Jyotish

Si desea conocer acerca de nuestros cursos pulse la siguiente imagen:

 

Comentarios cerrados.