El Canal es Bendecido

13 de Julio de 2017

Ayer, luego de terminar algunos programas en el centro de Ananda en Sacramento, California, Devi y yo tuvimos que hacer unos mandados. Luego de haber terminado nuestras compras, estábamos deteniéndonos en la entrada de la autopista cuando vimos a una familia junto al camino. La esposa y el hijo estaban sentados sobre una frazada, y el esposo estaba sosteniendo un cartel que decía “Nuestra familia no tiene hogar. ¿Puedes ayudarnos?” Aunque teníamos sólo un instante para actuar, bajamos nuestra ventanilla y les dimos una pequeña donación. Pero cuando llegamos a casa, recordando sus ojos, Devi comentó, “Desearía que les hubiésemos dado mucho más,” y yo, también, tuve el mismo sentimiento. Esa tarde ambos oramos por ellos durante nuestra meditación.

 

Viudas de Brindaban a quienes brinda servicio la fundación de Paramhansa Yogananda

 

En uno de los capítulos más memorables de Autobiografía de un Yogui, Paramhansa Yogananda cuenta la historia de una visita en su infancia a la ciudad santa de Brindaban. El hermano mayor de Yogananda, incrédulo en ese momento, desafió a Yogananda y un amigo a visitar la ciudad santa sin tener ningún recurso excepto una fe “poco fiable” en la benevolencia de Dios. Pronto la fe del amigo comenzó a tambalearse, incluso después de ser alimentados para el almuerzo en forma milagrosa y suntuosa.

Yogananda dijo, “‘Te olvidas rápido de Dios, ahora que tu estómago está lleno.’ Mis palabras no eran de resentimiento, sino acusadoras. ¡Qué corta es la memoria humana para los favores divinos! No hay hombre que no haya visto alguna de sus oraciones respondida.”

Mucha gente, tal vez la mayoría, nunca le ora conscientemente a Dios, sin embargo Él escucha cada uno de sus pensamientos, cada preocupación, cada miedo, y cada necesidad. Esa familia sentada junto al camino, había sido escuchada por Dios, y Él nos inspiró a ayudarlos. Si hubiésemos escuchado más cuidadosamente, Él podría haber hecho más por ellos a través de nosotros.

La consciencia mundana puede encontrar miles de razones para no ayudar. El devoto necesita sólo una razón para dar: porque la Madre Divina, en esa forma, está pidiendo ayuda. Yogananda enseñó que el canal es bendecido por lo que fluye a través de él. ¿No es la mejor parte de la sabiduría estar a la búsqueda de oportunidades para servir como canal de Dios?

Si estudiamos la vida de los santos, vemos que no retenían nada. San Francisco dio todo lo que poseía; el sadhu hindú Ramdas le dio a un pordiosero la ropa que estaba usando; y el “banco” de Yogananda consistía en una pequeña caja con unos pocos dólares dentro, para tener un poco de dinero para comprar cosas para los demás.

En una parábola del gran poeta Rabindranath Tagore, un pordiosero estaba sentado junto a un camino cuando el rey de las tierras se acerca. Esperando una ofrenda generosa, el mendigo estira su mano. Queda impactado cuando el rey le pregunta, “¿Qué tienes para darme?” El pordiosero le da de mala gana el grano de arroz más pequeño. Cuando regresa a su casa por la noche y vacía su bolsa, encuentra allí un grano de arroz de oro, y desea haber dado todo lo que tenía.

Rayos sutiles de la divinidad conectan a todos y a todo en el planeta. Si ves a alguien necesitado—no sólo de dinero, sino también de una sonrisa, o una palabra amable, o una mano que ayude—date cuenta de que, detrás de esa forma, la Madre Divina te está ofreciendo una oportunidad para brindar servicio como un canal para Sus favores divinos. Cuando damos a los demás, encontramos libertad interior.

Dale a Dios todo lo que tienes, sin importar si Él viene disfrazado como un rey o un mendigo, e instantáneamente sentirás Sus bendiciones en tu corazón.

En gozo,

Nayaswami Jyotish

Ananda con las viudas en Brindaban:

 

 

 

 

 

 

 

 

Si deseas conocer acerca de nuestros cursos pulsa la siguiente imagen:

Comentarios cerrados.