26 de febrero 2015
Nunca se sabe cuando el universo te ofrecerá una pieza importante del rompecabezas. Esto ocurrió una vez cuando Devi y yo estábamos con Suami Kriyananda en un centro comercial en Sacramento, California. Hacia unos días había recibido una carta de alguien que se sentía desalentado al comparar sus propios logros con los de Suamiji. (Nota: compararnos con las grandes almas es inútil y debería venir acompañado con una etiqueta de advertencia: “¡No intente esto en su casa!”
La respuesta de Suamiji fue muy instructiva. Él dijo: “La gente no debería desalentarse. Ellos deben entender que yo llevo solamente un poco más de tiempo en el camino espiritual. Al final, todo el mundo encontrará a Dios.”
Muchas personas no sólo lidian con sentimientos de insuficiencia, sino también con la sensación de que están perdiendo la batalla contra las presiones de la vida, y el estrés que las acompaña. El crecimiento requiere luchar – esta es la lección del Bhagavad Gita -, pero no necesitamos agravar las presiones externas con resistencia interna. La mayor parte de nuestra resistencia se desvanece cuando aceptamos nuestros desafíos sin sentir que son injustos. Esa resistencia nace cuando estamos centrados en nosotros mismos. Al trascender esta actitud, la vida se vuelve más feliz y, por fin, alegre. Una de las mejores maneras de conseguir esto es expandir nuestra percepción del ser sirviendo a los demás. Hay un pasaje precioso que se ha atribuido a Rabindranath Tagore: “Dormí y soñé que la vida era alegría. Me desperté y vi que la vida era servicio. Actué y he aquí, el servicio era alegría”.
También existe un aspecto espiritual más profundo. En última instancia, nosotros no hacemos nada, Dios lo hace todo. Él es el soñador de todo el drama universal. Una vez que comprendemos realmente esta verdad, más allá de la mera afirmación, toda la angustia y las presiones de la condición humana se rompen como una buruja de jabón. Una noche soñé que empujaba un autobús cuesta arriba por una larga colina. Por mucho que me esforcé, no pude conseguir que se moviera más de 30 centímetros. Cuando me desperté por la mañana, vi que todo ese trabajo había sido sólo un sueño. Mientras nos veamos a nosotros mismos como el hacedor, el camino espiritual es como si empujaras ese autobús.
Un amigo envió esta cita de Anandamayi Ma: “Usted piensa que está haciendo su sadhana, pero en realidad es Él quien lo hace todo, sin Él nada puede hacerse. Y si imaginas que recibes de acuerdo con lo que haces, esto tampoco es correcto, porque Dios no es un comerciante; con Él no hay negociación.”
Esto es profundamente reconfortante y tranquilizador. No necesitamos lograr nada. Sólo tenemos que despertar del sueño del ego. Ese es tanto nuestro reto como nuestra meta. Todo lo demás es el lila (juego Divino) de Dios.
Con alegría,
Nayasuami Jyotish
