28 de Agosto de 2014 – por Nayaswami Jyotish
Hay una historia de una mujer que tenía dos vasijas. Cada mañana iba a buscar agua de un pozo para llevarla a su pequeña choza. Una de las vasijas era nueva y entera, pero la otra era vieja, desgastada y agrietada. Llegó un día en que la vasija vieja comenzó a llorar, se sentía como un fracaso, incluso en la simple tarea de acarrear agua. La nueva vasija, por lo contrario, estaba orgullosa y desdeñosa. La mujer se arrodilló y les susurró, “Venir conmigo. Quiero mostraros algo”.
Las llevó a lo largo del camino que recorrían todos los días y les dijo que observaran cuidadosamente el sendero. El lado en que llevaba siempre la vasija agrietada estaba lleno de pequeñas flores felices, pero el otro lado era estéril. A la olla que se sentía inadecuada le dijo: “Cada mañana al caminar compartes un poco de tu agua, y, debido ello, estas flores han florecido y están preciosas.” A la olla orgullosa le dijo: “Tú acumulas todo lo que yo te doy para ti misma, y por lo tanto no crece nada en tu lado del sendero.”
El ego está siempre limitado y agrietado y todos los buscadores de la verdad tienen momentos que se sienten inadecuados. Ni el que se siente orgulloso, ni el que se siente inadecuado pueden jamás ser verdaderamente felices – estas emociones surgen cuando pensamos en nosotros mismos. La persona más rica del mundo, o el más poderoso, o el más inteligente, nunca se sentirán satisfechos y felices, a menos que hayan aprendido a dar. Los que empujan a otros a un lado en la carrera por el éxito, con el tiempo se darán cuenta que han estado corriendo hacia atrás en la búsqueda de Dios. Sólo cuando nos damos a nosotros mismos abrimos el espacio para que la divinidad se exprese a través de nosotros. Jesús dijo: “Lo que haces a uno de los más pequeños de mis hermanos, me lo haces a mí.”
Krishna, en estas líneas inmortales del Bhagavad Gita, muestra el camino:
¡Aférrate a mí!
¡Agarrame con el corazón y la mente! Y vivirás conmigo en lo alto.
Pero si tu pensamiento declina de tal altura; si tú te debilitas el establecer una unión constante de cuerpo y alma
¡No desesperes! ¡Ofréceme un servicio más humilde! Sigue buscando formas de llegar a mí. Reza con una voluntad firme
Y, si no puedes adorarme firmemente, trabaja para mí, ¡Afánate en hacer obras que me agraden!
Porque aquel que se afana en hacer obras buenas por Mí ¡Finalmente me alcanzara!
Pero, si tu débil corazón falla, ofréceme tu fracaso!
Todos somos peregrinos en un viaje hacia lo Divino. Compartamos lo que se nos ha dado, especialmente con aquellos que tiene más dificultadas o están sobrecargados. A medida que compartes, no busques recompensas. Cuanto menos atención prestemos a nuestras propias acciones buenas, más vamos a ser bendecidos por Dios.
El amor, la bondad y olvidarse de uno mismo: Estas son las cualidades que van a crear belleza por donde quiera que vayas pasado.
En gozo,
Nayaswami Jyotish
