Cuando Dios Habla

17 de septiembre 2015

El afligido joven se arrodilló en medio de las ruinas desmoronadas de la capilla y oró. Unos años antes había sido un joven despreocupado que disfrutaba de las fiestas con sus amigos. Entonces una guerra llegó, y se unió al ejército en busca de aventura. Fué capturado en una de las batallas, y lo mantuvieron preso por un año durante el cual sufría recurrentes fiebres altas.

Finalmente, el joven enfermo fue puesto en libertad, y después de un largo período de recuperación emergió siendo una persona cambiada. Ya no estaba interesado en las fiestas, se volvió silencioso y solitario, buscando desesperadamente encontrar el propósito de su vida.

Al pasear por las laderas cerca de su casa, se encontró con una pequeña capilla abandonada y se arrodilló en oración ante un crucifijo de madera pintada. Tan profundas y sinceras fueron sus oraciones que la imagen de Cristo tomó vida y le habló: “Reconstruye mi Iglesia”, dijo Jesús, “que ha caído en la ruina.” Era el año 1205, y aquel hombre es conocido hoy en día como San Francisco de Asís.

san-damiano-saint-francis-assisi-italy-yogananda-quote-breathe-in-me-poem-3Durante el último mes de este año, Jyotish y yo hemos estado visitando nuestra comunidad cerca de Asís, y hace unos días fuimos a San Damián, la pequeña capilla donde San Francisco escuchó hablar a Cristo y comenzó su misión. Nosotros también oramos aquí, y aunque ya han pasado ochocientos años desde que Cristo se apareció a Francisco, el profundo poder interior de su experiencia aún perdura.

Como explica Paramhansa Yogananda, la conciencia de Cristo – la presencia consciente de Dios en la creación – existe en todas partes y en todo momento. Pero cuando Lo llamamos con profunda intensidad y devoción, Dios nos habla en la forma en que le adoramos.

Una amiga que vive en Ananda Asís compartió con nosotros una historia de cómo Dios le habló, similar a la de San Francisco. La experiencia tuvo lugar cuando ella tenía quince años de edad y vivía en la ciudad de Calabria, en el sur de Italia. Cada año en una fecha determinada hay una procesión en la que una estatua  grande de la Virgen es llevada por las calles de la ciudad, y luego es regresada a la iglesia.

Al final de la procesión, nuestra amiga se arrodilló ante la Virgen, y ésta se convirtió en una presencia viva que le habló, diciendo “Tú eres la única que ha venido a verme.”

“Pero, Santa Madre”, respondió ella, “la iglesia está llena de gente.”

“Sí, hija Mía,” dijo la Virgen, “pero tú eres la única que ha venido a verme a Mi. Los otros han venido para ser vistos.” La Madre Divina luego le pidió que construyera un santuario en un área específica fuera de la ciudad, y luego de muchas dificultades y varios milagros, ella fue capaz de construirlo.

Dios habla cuando conversamos en su idioma: el amor absolutamente desinteresado.

En su poema, “Respira en Mí,” Yoganandaji escribió:

Puedes esconderte detrás del océano,
Puedes esconderte detrás de la ilusión,
Puedes esconderte detrás de la vida,. . .
Pero no puedes ocultarte detrás de mi amor,
Porque en la refleja luz de mi amor
Tú te revelas.

Que todos podamos conocer tal amor,
Nayasuami Devi

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