Controlando lo Incontrolable

1 de Mayo de 2020

Un amigo de la India escribió, “En nuestras vidas estamos tan acostumbrados a resolver nuestros problemas. Luego un día nos enfrentamos a un problema con el cual no podemos hacer nada al respecto… En esos momentos todo lo que podemos hacer es rezar y dejárselo a Dios. Pero ‘Dejárselo a Dios’ de alguna manera nos hacer sentir desvalidos. ¿Cómo podemos cambiar el ‘Dejárselo a Dios’ de una emoción negativa a una positiva?

En momentos como este, durante una epidemia global con sus miedos y ansiedades asociadas, es fácil sentirse desvalido. Incluso si no estamos afectados directamente, nuestros corazones anhelan poder mejorar las cosas para los demás. ¿Es la sabiduría o la irresponsabilidad lo que nos impulsa a “dejárselo a Dios”?

Tal vez sea ambos, dependiendo nuestro estado de consciencia. Podemos ofrecer realmente todo a Dios solo después de que hemos alcanzado un nivel profundo de desapego y fe. De otra manera, ofrecemos las cosas condicionalmente, con la esperanza de que Él nos ayudará a lograr nuestros objetivos y deseos. Dejarle todo a Él realmente requiere del nivel de realización donde sabemos que solo Dios existe, de que Él es el escritor, productor, y único actor en todo el drama de la vida.

Si todavía no estamos en ese nivel de consciencia, los maestros nos aconsejan no dejar las cosas simplemente en manos de Dios, sino trabajar con Él. La oración más elevada del Maestro es la guía prefecta: “Yo razonaré, yo ejerceré mi voluntad, yo actuaré, pero Tú guía mi razón, mi voluntad y actividad para seguir el sendero correcto en todo.”

Incluso si intentamos “dejárselo a Dios,” cometemos un error si le pedimos que Él arregle las circunstancias: para ayudarnos a tener éxito en nuestro trabajo, para sanar a nuestros familiares, o para cumplir el deseo de… (llenen el espacio en blanco). Lo que llega en la vida es en gran parte el resultado kármico de conductas pasadas. Esta es la forma del universo de enseñarnos las lecciones necesarias. Pedir que la prueba nos sea retirada, o incluso que sea más fácil, es pensar en forma equivocada. En vez de eso, deberíamos estar orando por fortaleza, guía interior, y actitudes correctas. Con ellas podemos pasar nuestras pruebas kármicas y hacer los cambios que son necesarios. El apoyo de Dios siempre está allí para ayudarnos a crecer, pero rara vez para quitar la prueba.

Swami Kriyananda a menudo nos aconsejaba a Devi y a mí no interferir con la curva de aprendizaje de la gente tratando de resolver sus problemas por ellos. Una vez un muchacho joven se acercó a nosotros con una propuesta costosa para un negocio, y estábamos por aconsejarle no proceder. Swamiji dijo, “Ustedes pueden saber que esta idea no va a funcionar, pero él no sabe eso. Si lo detienen, ¿cómo aprenderá?” Nosotros, también, aprendimos una buena lección: Él de hecho fracasó en el negocio, pero alguien lo remontó y lo hizo tener éxito, lo que no podría haber sucedido si lo hubiésemos detenido.

Es importante discernir entre lo que podemos controlar y lo que no. No podemos controlar el karma, especialmente el de otro. No podemos controlar una epidemia global, o las políticas involucradas, o las repercusiones económicas. Todas ellas se deben a que la humanidad está fuera de sintonía con la ley universal. A estas cosas, realmente se las deberíamos “dejar a Dios.”

Sin embargo, tenemos la capacidad de controlar nuestros propios pensamientos y reacciones. Podemos elegir si buscar una solución temporal para hacer que el problema se vaya, o en vez de eso buscar soluciones espirituales duraderas que vayan a la causa de nuestras pruebas kármicas: nuestras actitudes, nuestras reacciones, nuestra sintonía.

Como escribió Paramhansa Yogananda: “Cuando algo amenaza con dañarte, no ahogues con el miedo tus poderes creativos mentales. En vez de eso, usa el miedo como un impulso para encontrar soluciones prácticas para evitar el peligro.”

En su gracia,

Nayaswami Jyotish

 

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