Comparte Tu Luz

28 de Julio de 2016

En 1974 me fui de viaje alrededor del mundo con Swami Kriyananda. Nuestro pequeño grupo comenzó el viaje volando desde San Francisco a Hawai. Una vez allí, cenamos en el ashram de Subramuniyaswami en la isla de Kauai. La reunión entre Swami Kriyananda y Subramuniyaswami era una delicia para la vista. Eran como almas gemelas, ambos habiendo fundado obras espirituales y ashrams en base a las profundas enseñanzas de la India.

Cuando nos preparábamos para salir, Subramuniyaswami dijo algo que nunca he olvidado: “Ustedes han traído su luz a este ashram, y nosotros hemos añadido nuestra luz a la suya. Ahora, a medida que viajan, lleven esta luz con ustedes, envolviendo el mundo con hilos de luz”.

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La imagen de envolver el planeta con hilos de luz ha permanecido conmigo desde entonces. Cuando viajamos a la India desde Kauai, tratamos de seguir este consejo. Al encontrarnos con el hermano de Paramhansa Yogananda y visitar la casa de su infancia, sentimos las bendiciones y compartimos las nuestras. Cuando nos sentamos a los pies de Anandamayi Ma, absorbí sus bendiciones y las he compartido desde entonces. Al meditar en la gran pirámide de Guiza, traté de absorber sus elevadas vibraciones, y a medida que continuamos a Roma y Asís, con su larga tradición de santos, hice todo lo posible para recibir su luz y añadir la mía. Y ahora se ha convertido en un hábito.

La Divinidad siempre ha otorgado a los buscadores espirituales la responsabilidad de compartir la luz. Eso es ante todo lo que todos debemos hacer durante este período en el que hay personas, y fuerzas, tratando de oscurecer este hermoso mundo. Cuando hay terroristas o políticos que tratan de extinguir todas las luces que no encajan en su limitada visión egocéntrica del mundo, es un momento en que los amantes de la luz divina deben redoblar sus esfuerzos para volver a encender dichas luces.

¿Cómo podemos difundir la luz? En primer lugar, tenemos que encontrar la luz dentro de nosotros mismos. La luz aparecerá en el ojo espiritual en la frente, durante la meditación profunda. Enfoca la mirada en esa luz y absórbela en tu consciencia. Swami Kriyananda nos enseñó que debemos conectarnos con los demás desde nuestro ojo espiritual al de ellos.

En la quietud interior, la luz del amor y la bondad comenzarán a arder en tu corazón. Siéntela ahí, deja que se expanda, hasta que la percibas como el amor universal de Dios. Luego compártela. Compártela en tu meditación mediante la visualización de una luz de amor extendiéndose por todo el planeta, tocando todos los países y todos los corazones con su ternura. Te será útil tener una lista de oración para enfocar tus esfuerzos. Devi y yo tenemos una lista en nuestro altar y oramos diariamente por personas y lugares de todo el mundo.

Por último, lleva tu luz contigo al realizar tus tareas diarias. Todos los días te enfrentarás a una persona que necesita amor o estímulo. Todos los días verás lugares en los cuales alguien ha arrojado una sombra de odio o actitudes críticas negativas. Sé un representante de Dios. Como dice la bella oración comúnmente atribuida a San Francisco*:

Señor, haz de mí un instrumento de tu paz;
Donde haya odio, déjame sembrar amor;
Donde haya ofensa: perdón;
Donde haya error: la verdad;
Donde haya duda: fe;
Donde haya desesperación: esperanza;
Donde haya oscuridad: luz;
Y donde hay tristeza: alegría.

Este no es un mero sentimiento. Es una llamada a la acción. Vivimos en un momento en que hay personas que deliberadamente siembran el odio, la duda y la oscuridad. No hay que estar pasivos mientras que otro niño es mutilado, u otro millón de personas son deportados de sus hogares. Es momento para hacer nuestra parte, para envolver el mundo en hilos de luz.

En alegría,
Nayaswami Jyotish

* La oración no fue, de hecho, escrita por San Francisco. Una interesante tradición dentro de la Iglesia Católica afirma que fue escrita por Guillermo I ( “El Conquistador”) de Inglaterra.

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