CÓMO REGAR UNA HUERTA

7 de Junio de 2018

 Mi despertador sonaba temprano todas las mañanas. Aunque todavía estaba oscuro y a menudo hacía frío, sabía que si no me levantaba inmediatamente, llegaría tarde. Mi pequeño tráiler no tenía electricidad, ni agua corriente; encendía una lámpara de kerosene, me lavaba con agua de una jarra que llevaba todos los días a casa, y luego me sentaba a meditar.

Una vez que terminaba mi meditación, y luego de tomar un desayuno rápido, me apuraba para encontrarme con nuestro jardinero principal, Haanel Cassidy a las 7:00 AM para que me lleve a empezar el día de trabajo en la granja. Haanel había tenido toda una vida de experiencia en jardinería orgánica, con unos setenta años a su favor, se había convertido en un querido amigo y mentor. Él siempre estaba allí esperando en su camioneta Toyota verde, “Tigger.”

       “Estas siguen estando entre las alegrías más grandes de mi vida”

Así empezaba cada día durante mis primeros años en Ananda Village. Trabajar con gente que se convertiría en mis amigos de toda la vida, y aprender de Haanel habilidades de jardinería, siguen estando entre las alegrías más grandes de mi vida.

No necesitamos mirar muy lejos para ver lecciones espirituales en casi todo lo que aprendimos acerca de cultivar verduras. El clima en Ananda Village tiene extremos: lluvia o sequía constantes. Siempre era un desafío regar los acres cultivados durante la larga estación seca. Aquí hay algunas cosas que aprendí acerca de la vida a partir de regar nuestras huertas.

Conectarse a la Fuente. Toda nuestra irrigación era hecha con vías de agua alimentadas por medio de la gravedad a partir de depósitos que estaban más elevados que las huertas. Mantener el sistema de agua funcionando y en buen estado requería de nuestra constante atención.

Lección: Si quieres crecer espiritualmente, busca gente de más sabiduría, mantén una buena conexión interior con ellos, y ten la humildad para permitirles que rieguen constantemente tu consciencia.

Canaliza el agua hacia dónde tú quieres que vaya. Los canteros estaban puestos en una pequeña pendiente descendente, para que la gravedad llevase el agua desde arriba hacia abajo. Con nuestras azadas cavábamos una zanja principal a lo largo de la parte superior de los canteros, y luego zanjas más pequeñas que se alimentaban de ella llevando a cada fila. Todos los días abríamos o cerrábamos las zanjas más pequeñas para permitir que el agua fluyese donde era necesario.

Lección: La vida está llena de opciones: Dirige tu energía hacia donde más te beneficiarás espiritualmente, y bloquea las otras opciones.

Mantente alerta a las obstrucciones en el flujo. A veces, si no estábamos atentos, no notábamos que una roca o una masa de tierra habían caído en una zanja y estaban desviando el agua. Luego volvíamos y descubríamos que las filas de verduras todavía estaban secas, mientras que las malezas alrededor de la huerta estaban descansando en grandes charcos de lodo.

Lección: Siempre mantente atento a las actitudes o hábitos dañinos que están bloqueando el flujo de tu energía. Esa energía debe ir a algún lado, y generalmente encuentra su camino  a lo largo del curso de menor resistencia.

Asegúrate de regar toda la huerta. Teníamos que prestar mucha atención para asegurarnos de que todas las filas estaban recibiendo la humedad que necesitaban, para que toda la huerta pudiese florecer. Las huertas son más productivas y felices cuando todas las plantas están obteniendo lo que requieren.

Lección: Vive una vida balanceada. No descuides ningún área, sino que asegúrate de que todos los aspectos—cuerpo, mente, y alma—están recibiendo la energía que necesitan.

De esta forma aprendí que Dios puede encontrarse al regar las huertas, porque Su presencia está en todos lados. Como escribió nuestro gurú Paramhansa Yogananda: “Como un río silencioso e invisible fluyendo debajo del desierto, fluye el río vasto y sin dimensiones del Espíritu a través de las arenas del tiempo, a través de las arenas de la experiencia, y a través de las arenas de todas las almas.”

Que el flujo de la gracia divina siempre riegue tu alma.

Nayaswami Devi

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