Busca la Lucera

Busca la Lucera

8 de abril de 2022

Mi amiga estaba aprensiva y no poco asustada mientras entraba en la habitación para comenzar su primer tratamiento de radiación. Recientemente le habían diagnosticado cáncer, pero afortunadamente los médicos la habían tranquilizado, diciéndole que era fácilmente tratable, y que debería esperar una recuperación completa.

Aun así, mientras ella y su esposo esperaban que comience el tratamiento, sin saber qué esperar, oraban pidiendo ayuda para enfrentar lo que les esperaba. Entonces vieron una gran pizarra en la pared con notas alentadoras de los pacientes para ayudar a otros que estaban pasando por el mismo tratamiento. Sus corazones se llenaron de alegría al leer palabras tan tranquilizadoras como:

“Estar vivo es una oración constante… Ten fe en el proceso.”

“Nunca te das cuenta de cuánto te regresa el amor que das a otros hasta que tiene cáncer.”

“A veces ser fuerte no tiene nada que ver con los músculos.”

“¿Has llegado al límite? ¡Mira hacia arriba!”

“Y de repente—¡te gradúas!”

Han pasado semanas y mi amiga está muy bien. Una de las declaraciones, “¿Has llegado al límite? ¡Mira hacia arriba!” me recordó una historia notable de la vida de Swami Kriyananda.

Cuando Swamiji era un joven monje de veintitrés años, su gurú, Paramhansa Yogananda le pidió que lo ayudase a editar sus comentarios recién terminados del Bhagavad Gita. Era el año 1950. “¡Ha nacido una nueva escritura!” le declaró Yogananda con éxtasis. “Millones encontrarán a Dios a través de este libro. No solo miles—¡millones! Lo he visto. ¡Lo sé!”

Swamiji leyó todas las mil quinientas páginas que había escrito el Maestro. Como escribió más tarde acerca de esa experiencia: “Nunca en mi vida había leído algo tan profundo, y al mismo tiempo tan hermoso y edificante.” El Maestro trabajó con él en el proyecto durante un tiempo, pero las circunstancias intervinieron, y Swamiji no lo pudo completar.

Los años pasaron. Kriyananda ya no tuvo acceso al manuscrito original, pero nunca olvidó el trabajo de edición que su gurú le había pedido que hiciera. Finalmente, cuando Swamiji cumplió sus ochenta años en 2005, se dio cuenta de que estaba quedando sin tiempo para terminar el proyecto en los años que le quedaban. Orando por ayuda, le preguntó al Maestro cómo podía realizar la tarea sin una copia del manuscrito a partir del cual trabajar.

Entonces una noche Swamiji tuvo un sueño. En él escucho la voz del Maestro diciéndole, “No pases por alto la posibilidad de una lucera.” Al principio estaba desconcertado por estas palabras, pero cuando elevó sus pensamientos, algo notable comenzó a suceder.

Verso por verso, comenzó a recordar lo que el Maestro había escrito en sus comentarios cincuenta y cinco años atrás. Swamiji nos contó, “Los pensamientos del Maestro se derramaron sin esfuerzo en mi mente, ayudándome a llenar página tras página con ideas profundas e inspiración.” Completó el libro de seiscientas páginas, La Esencia del Bhagavad Gita (pulsa aquí para ver el enlace en inglés), en poco menos de dos meses; su edición posterior requirió solo un mes más. A través de la lucera de la gracia de Dios, todo lo que necesitaba fluyó hacia él.

Ahora, como individuos y ciudadanos globales de un mundo en problemas, enfrentamos muchos desafíos. Recordemos “buscar una lucera.” Podemos hacerlo elevando nuestros ojos y energía hacia el asiento de la consciencia superior, el ojo espiritual, donde Dios mora dentro de cada uno de nosotros. Es un acto de voluntad, de fe, y de fuerza. Cuando lo hagamos, atraeremos la gracia para enfrentar lo que sea que nos espere por delante.

Como declaró el Rey David en el Salmo 121:

Alzaré mis ojos a los montes,

¿De dónde viene mi ayuda?

Mi ayuda viene del Señor,

Quien hizo los cielos y la tierra.

 

Que en los desafíos de la vida, siempre mires hacia arriba.

Nayaswami Devi

Escucha a la grabación de Swami Kriyananda cantando Salmo de David (pulsa aquí para escuchar)

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