Autodefiniciones

7 de Abril de 2016

La meta del camino espiritual es revertir la identificación de uno mismo con el ego, e identificarse con el alma. El alma es nuestra verdadera naturaleza, y es consciente de su unidad con Dios. Pero nuestra naturaleza del alma, en general, queda ocultada por el ego.

Paramhansa Yogananda define al ego como el alma que se identifica con una vida determinada, un cuerpo y una personalidad. Cuando el cuerpo muere, el ego permanece, llevando consigo recuerdos, actitudes, hábitos y tendencias del pasado, que nos llevan a reencarnar vida tras vida.

La meditación y otras prácticas espirituales nos ayudan a superar esta hipnosis del ego. Pero antes de que estemos dispuestos a dejarlo atrás, el ego necesita mucho refinamiento. La pregunta, entonces, es ¿cómo lo hacemos?

Swami Kriyananda dio una definición maravillosa del ego: “un conjunto de autodefiniciones.” A través de muchas vidas, las tendencias del ego evolucionan: de apagado y bruto, a inteligente pero interesado en sí mismo, a altruista y abnegado, y por último, a santo. Sólo entonces estamos listos para abandonar el ego por completo y darnos cuenta de que somos seres eternos de luz. Un primer paso fundamental es abandonar las auto-definiciones negativas.

Modifica tus palabras y te cambiarás a tí mismo.

Modifica tus palabras y te cambiarás a tí mismo.

Las palabras que usamos son extremadamente importantes. El lenguaje es la forma en la que articulamos nuestras percepciones, pero al mismo tiempo afecta esas mismas percepciones. Las palabras que utilizas para describir a alguien se convierten en la forma en que ves a esa persona. Las palabras que utilizas para describirte a tí mismo se convierten en tu propia imagen. Una de las maneras más fáciles y más poderosas para refinar tu manojo de auto-definiciones es simplemente asegurarte de utilizar palabras positivas en vez de negativas. En resumen, cambia tus palabras, y te cambiarás a tí mismo.

Cuando tenía unos seis años atrapé un pez y decidí que este logro necesitaba ser inmortalizado en forma de arte. Así que hice un dibujo de mí mismo sosteniendo una caña de pescar con un enorme pescado colgando al final de la línea. Necesitaba un título, por supuesto, por lo que comenzé a escribir “EL GRAN PES. . .” Pero, en ese momento me di cuenta de que me estaba quedando sin espacio en el papel, por lo que terminé el resto ,”-cador”, con letras pequeñas. Mi familia, que nunca pierde una oportunidad para burlarse cariñosamente, comenzó a llamarme “El Gran P.E.S. Cador.”

A pesar de ser humorística, esta historia tiene un lado más profundo. En general, yo tendía a tener una aceptación positiva de mis logros. Esto lleva a tener expectativas positivas y, por lo tanto, el valor de emprender algo nuevo o desafiante. Esta cualidad ha permitido hacer muchas cosas que quizás no hubiera intentado si le hubiera dado un título negativo al dibujo, como por ejemplo “El niño que finalmente tuvo suerte.” (Además, eso no habría cabido en el papel.)

Entrena tu mente para que utilize palabras positivas. No es tan difícil. Si el hábito de la negatividad es profundo, puede tomar algo de tiempo y esfuerzo. Sin embargo, si estás atento, podrás observar tu mente y sustituir la terminología negativa por positiva. Deja de verte a tí mismo como “un fracaso”, y en su lugar “decídete a tener éxito.” Ve a todos los demás, también, a través de una lente positiva. Nuestras palabras tienen el poder de manifestarse.

Swami Kriyananda nos dijo una vez, después de haber recibido una carta crítica de alguien, “Por ser quien eres, tu está haciendo lo mejor que puedes.” Este ha sido durante mucho tiempo nuestra consolación: Si no sentimos que hemos logrado algo, no decimos que “no podemos hacerlo”, sino más bien, “estamos haciendo lo mejor que podemos dado quienes somos. Lo haremos mejor la próxima vez.”

Pequeños pasos conducen a grandes logros. Las definiciones egoicas positivas llevan finalmente a la única verdadera autodefinición: “Soy uno con Dios.”

En alegría,

Nayaswami Jyotish

Comentarios cerrados.